jueves, 7 de enero de 2021

Opúsculo Charles-Jean Bonnin en el siglo XXI de Omar Guerrero


Hermosillo, Sonora a 7 de enero de 2021.

Comentarios realizados durante la presentación de la obra el 12 de noviembre de 2020, durante la Cátedra de Administración Dr. Omar Guerrero Orozco. Fue editado por el Instituto Nacional de la Administración Pública Argentina, la Secretaría de Gestión y Empleo Público y la Jefatura de Gabinete de Ministros de Argentina. 2020. Buenos Aires.

Presentación

Carlos Juan Bautista Bonnin es el fundador del campo disciplinario de la Administración Pública en el mundo moderno. Su obra intelectual ha trascendido el tiempo siguiendo un derrotero sinuoso, pero continuo. En esta obra el Dr. Guerrero concluye que el pensamiento de Bonnin está vigente aún en el siglo XXI.

Se trata de un clásico del estudio de la Administración Pública. Como tal, su pensamiento se constituyó como referente para las generaciones que le siguieron durante la primera mitad del siglo XIX. Esta influencia, presente en ambos lados del Atlántico, se vio interrumpida por ciento cincuenta años. A fines de la década de los cincuenta del siglo XX volvería a la palestra, y posteriormente, bajo el influjo de la seria y disciplinada labor del Dr. Omar Guerrero, la obra de este ilustre francés se recuperó y expandió por el mundo.

La obra de Bonnin es una obra moderna. Fiel al espíritu de la Ilustración y a los principios que dieron fundamento a la Revolución Francesa. Encuentra cobijo en las divisas de Libertad, Igualdad y Fraternidad, y suma con su precursor trabajo de 1808 De la importancia y de la necesidad de un código administrativo la idea de Legalidad, de la cual, un siglo después Max Weber dirá que se trata del distintivo de las sociedades modernas, la racionalidad legal.

Se trata de una nueva forma de concebir al mundo; un nuevo paradigma en el que la sociedad y el Estado se diferencian, al igual que la vida económica y la política. Donde la racionalidad y el espíritu crítico, son los distintivos de la labor creadora y creativa del nuevo hombre. Que inspira la transformación de las condiciones materiales y de los preceptos argumentativos: los principios forjados por la religión desde siglos atrás, son enfrentados ahora por los argumentos de la ciencia. 

Al leer esta obra del Doctor Guerrero no es posible dejar de recordar sus trabajos precedentes en los que aborda el estudio de la Ciencia de la Administración Pública, como los sendos volúmenes de Introducción a la Administración Pública de 1985 y la Teoría de la Administración Pública publicada un año después. Desde luego, esta remembranza nos remite al libro publicado en 2004 Principios de Administración Pública de Charles-Jean Bonnin, una compilación de las diferentes ediciones de la obra de Bonnin que el Dr. Guerrero nos regala, acompañada de un completísimo estudio introductorio, a los estudiosos y practicantes de la administración pública del siglo XXI.

Del trabajo que nos presenta el Dr. Guerrero, destaco los siguientes tres asuntos.

I

Primero, en este trabajo se nos presenta la obra de Bonnin formando parte de los empeños de principios del siglo XIX por construir el sistema de la ciencia, entendida ésta como un quehacer progresivo: Omar Guerrero nos muestra la evolución del concepto de la administración pública en las sucesivas ediciones realizadas de los Principios de Bonnin. El Doctor Guerrero nos recuerda que Bonnin desarrolló y perfeccionó la definición de administración pública, partiendo de la formulada en 1808 y posteriormente enriquecida en las siguientes ediciones de sus Principios en 1809, 1812 y 1829. 

Esto, a la manera en la que Thomas Khun reflexiona acerca de la evolución del conocimiento científico, implica un continuo progresivo que involucra el reconocimiento y consenso de una comunidad científica.

En el caso de la obra de Bonnin, la comunidad científica de la primera mitad del siglo XIX en Europa y América Latina conoció y dio vigencia al sistema teórico propuesto por Bonnin. Cierto que el sello de la Ciencia de la Administración perdería protagonismo en los espacios educativos, al coincidir, primero, con el ascenso del derecho administrativo, y, luego, ceder terreno ante esta otra disciplina jurídica como consecuencia de la propuesta hecha por el mismo Bonnin de empeñar los esfuerzos intelectuales en la configuración de un código administrativo, reconociendo así el valor de la ley como marco de referencia de la definición estructural y funcional del Estado moderno y su administración.

Posteriormente, durante la primera década del siglo XX a la reflexión jurídica del gobierno se sumó aquella cuyo énfasis se colocó en los axiomas de la Administración Científica y las ideas administrativistas impulsadas desde las universidades norteamericanas.

“Bonnin –nos plantea Omar Guerrero- considera que la ciencia de la administración pública, como disciplina que estudia el espacio público y las relaciones entre éste y el espacio privado, es un campo del saber cuyo objeto de investigación es precisamente la gestión de lo público. Es entonces que expone lo siguiente –y cita a Bonnin: “definiré pues la administración pública: es una potencia que arregla, corrige y mejora cuanto existe, dando una dirección más conveniente a los seres organizados y a las cosas” (Bonnin, 1829, pp. 4–5). Es ésta la definición que Bonnin planteó 1829 en la cuarta edición de sus Principios.

No obstante que se trata de una ciencia sustentada en principios, teorías y un sistema disciplinario, a la vez, se constituye, según la concibe el propio Bonnin, en un arte, asociado a la práctica, a la aplicación del conocimiento mediante el aprovechamiento de las habilidades, competencias y valores de los empleados públicos; a ellos les compete la ejecución de las leyes y poner en funcionamiento programas, proyectos y acciones a favor de la comunidad. La viabilidad de estas acciones -se desprende de lo antes dicho- será el resultado de la operatividad institucional de la misma organización pública, de su organización y funcionamiento, teniendo como referente el marco legal formal; vista así la administración pública, nos dice Bonnin, es posible estudiarla, también, como una institución política. 

II

Por otra parte, se destaca de la obra que nos brinda el Dr. Guerrero, el reconocimiento que Bonnin hace de la administración pública como objeto de estudio bien definido: diferenciado en su carácter de mediador entre el Estado y la sociedad, cuyo rasgo básico o cualidad ontológica es el movimiento, la acción. Una acción que se extiende a toda la sociedad, a todo rincón de la república. Una acción permanente con lo que asegura su papel ante la sociedad y con el que justifica su compromiso respecto al bienestar de la misma sociedad, así como el reconocimiento de su legitimidad.

Se puede decir que, desde esta perspectiva analítica, es posible dar cuenta del doble carácter de la administración pública; por un lado, el dominio político que ejerce sobre el contingente social, así como su función de tutela administrativa, todo ello encaminado a asegurar el interés público con base en el respeto y aplicación de la ley. 

Planteamiento que ya se observa en las ideas del alemán Von Justi, cuando refiere en sus Elementos Generales de Policía que el objeto de la policía absolutista es que, mediante el provecho de los reglamentos, se afirme y aumente el poder del Estado, al tiempo que se sirve a la felicidad pública. El imponente Estado absolutista se le ve como el brazo secular que está presente en todos espacios del territorio nacional y que influye de manera directa en la vida de sus súbditos. Para Foucault esta presencia reclama de diversas disciplinas que permitan alcanzar su cometido, el cual se logra por conducto del control y la disciplina.

Sin embargo, en la visión de Bonnin, en correspondencia a las condiciones históricas en las que se desarrolla su pensamiento y las que reflejan una realidad distinta a la vivida por el pensador oriundo de Brücken Alemania, lo que asume relevancia es el propósito de la administración pública en relación a preservar la convivencia social, asegurar el respeto a los derechos humanos y ciudadanos, así como dar certeza al cumplimiento de la ley. 

En la obra de Bonnin, “El acento está puesto en el carácter activo de la administración pública, por cuanto ejecuta, toda vez que destaca que las leyes aplicadas se refieren a las relaciones recíprocas entre cada administrado con la sociedad. Es decir, los vínculos entre el todo y la parte, y la parte y el todo.” Dice Omar Guerrero. 

III

Finalmente, el tercer aspecto a comentar es la labor investigativa que el Dr. Omar Guerrero ha realizado por años acerca de Bonnin y su obra. Como se apuntó, si bien la tradición disciplinaria presente en la primera mitad del siglo XIX, en Europa y América Latina, reconoció, hizo suya e, incluso, contradijo las ideas del pensador francés, su posterior ausencia del mundo intelectual hasta su rescate a mediados del siglo XX, es una realidad, tal como lo señala el Dr. Guerrero.

Omar Guerrero dirigió la Revista de Administración Pública del Instituto Nacional de Administración Pública, trabajo que comprende del número 40 de octubre diciembre de 1979 al número 54 de abril junio de 1983. En ese periodo pudimos acceder a tratadistas que no eran común estudiar en las aulas universitarias. Con sus investigaciones el Dr. Guerrero fue induciendo a generaciones de administradores públicos en el estudio de estas fuentes disciplinarias. Así tuvimos la oportunidad de leer parte de la edición de 1829 del Compendio de los Principios de Administración en el número especial de la RAP publicado como homenaje al maestro Gabino Fraga. 

Apunta Omar Guerrero que “Desde la época en que Pierre Escoubé sacó del olvido a Bonnin, a finales de la década de 1950 (Escoubé, 1958: 15-18), muy pocos autores se habían ocupado de su obra. Sin embargo, hoy en día gradualmente ha ido aumentando el interés por sus trabajos.” 

Conoció más de Bonnin estudiando los trabajos de Georges Langrod, Jean-Jacques Chevallier y Daniele Lochak. Pero su obra personal sobre el autor francés ha trascendido mundialmente, no solo por sus artículos y libros, sino que, con el desarrollo tecnológico, también ha ocurrido esto con la información que encontramos en el mundo virtual, tanto en Wikipedia como en un portal dedicado al fundador de la Administración Pública.

Charles-Jean Baptiste Bonnin. 2021. AOA

Comentario final

El periplo iniciado por el Dr. Omar Guerrero Orozco en la búsqueda de los precursores de la Administración Pública ha rendido frutos sumamente satisfactorios. Al reencuentro con la obra de Bonnin se suma el que se ha tenido con otros ilustres pensadores, como Johann Heinrich Von Justi, Florentino González Vargas, Lorenz Von Stein, los clásicos de la administración en la Turquía Otomana, y la obra de Carlo Francesco Ferraris. 

El pensamiento de Charles-Jean Bonnin continúa vigente en el siglo XXI, como lo advierte el Dr. Guerrero. Es un clásico cuyo pensamiento incide en la reflexión y el quehacer de la administración pública de nuestro tiempo.

La actualidad de Bonnin la puntualizó el mismo Pierre Escoubé a fines de la década de los cincuenta del siglo pasado -y con esto concluyo- cuando escribió que “el nombre de Bonnin está hoy bien olvidado. Sin embargo, sin haber alcanzado nunca la fama, gozó de cierta notoriedad durante el Primer Imperio y la Restauración. Lo había merecido por la calidad de las obras que consagró al derecho constitutivo, así como a la organización y funcionamiento de los servicios públicos. Releídos, casi ciento cincuenta años después de su publicación, algunos de sus libros muestran una actualidad sorprendente.” Tan cierto es lo que nos apunta Escoubé, como bien lo ha corroborado el Dr. Omar Guerrero en el opúsculo que hoy nos presenta: el pensamiento de Bonnin está presente, con más fuerza, en este siglo XIX.