lunes, 27 de octubre de 2014

Florentino González Vargas. Un Clásico de la Administración Pública


Hermosillo Sonora, 27 de Octubre de 2014.
 
En la historia del pensamiento publiadministrativista es posible identificar autores que han trascendido por su aportación en la definición, delimitación y análisis del estudio de la Administración Pública.

Lugar significativo ocupan aquellos a los que llamamos clásicos de una disciplina específica; sea porque son sus fundadores o bien porque sus aportaciones a la configuración del sistema de conocimientos teóricos constituyen un lugar de referencia común de las comunidades científicas que cultivan ese campo de estudio.
 
La herencia intelectual que nos proveen estos pensadores resulta de su posición como fundadores o constructores del campo disciplinario, además de la claridad y rigurosidad con la que abordan el objeto de estudio. Sus planteamientos han resistido el paso del tiempo, constituyéndose en marco teórico, esquema metodológico y un elemento heurístico para el estudio, reflexión y análisis de los problemas y asuntos de interés actual.
 
Importa, por supuesto, el contexto en el que elaboraron sus aportaciones teóricas, siendo éstas fundamentales en la explicación de la realidad de su tiempo y espacio; sin embargo esto no limita su relevancia en tanto que estas contribuciones quedaron para que en las posteriores generaciones y en diferentes lugares fuesen asimiladas sirviendo como imprescindible fuente de consulta.
 
En el estudio de la Administración Pública, es el caso, en este selecto grupo podemos integrar al estudioso alemán Johannes Heinrich Gottlob Von Justi, a quien se debe el análisis más profundo de la Ciencia de la Policía, es decir, de la Administración Pública del Estado Absolutista Ilustrado. Indudablemente emerge de manera significativa la figura y obra de Charles-Jean Baptiste Bonnin, el gran pensador liberal francés, quien es el fundador de la Ciencia de la Administración del Estado Moderno.
 
En México se reconoce la obra de Luis de la Rosa y Oteiza como la aportación primigenia de la disciplina de la Administración Pública en el país. También tienen una posición relevante los tratadistas españoles Francisco Agustín de Silvela, Javier de Burgos, Alejandro Oliván, Manuel Ortiz de Zúñiga, José Posada de Herrera y Manuel Colmeiro, quienes desde el ámbito del derecho administrativo realizaron importantes aportaciones al estudio de la Administración Pública.
 
Los trabajos de dos estudiosos alemanes habrían de considerarse como aportación conspicua en la teoría de la Administración Pública: la del prestigioso Lorenz Von Stein a quien se reconoce como heredero de la tradición cameral alemana y cuyo análisis de la dialéctica existente entre el Estado y la sociedad aún fundamenta las reflexiones sobre el quehacer gubernamental en una sociedad dividida en clases; en una perspectiva diametralmente opuesta, se encuentra la propuesta del materialismo histórico y dialéctico de Karl Marx, quien sentó las bases para un estudio crítico y alternativo de la acción gubernamental.
 
Los norteamericanos han reconocido a Woodrow Wilson como el fundador del estudio de la Administración Pública en ese país; de su trabajo se desprende una larga discusión teórica a lo largo de buena parte del siglo XX respecto a la definición del quehacer público, y sus ideas siguen sugiriendo reflexiones al respecto.
 
Esta lista no estaría completa sin el nombre de Florentino González Vargas, político, funcionario e intelectual colombiano cuya obra ha sido referente en diversos países del cono sur americano, y que ha trascendido hacia universidades de diferentes partes del orbe.

 


El colombiano José Camacho Carreño (Prólogo de las Memorias de Florentino González, 1932), dijo que …”Después de Andrés Bello, Florentino González es quizá el jurisconsulto americano cuyas creacio­nes ejercieron mayor influjo; clásico genuino de la concepción y del lenguaje, cuya estrella que alumbró tantas obras de mérito que el romántico prodi­gando regalaba, se halla próxima a caer en definitivo olvido. (…) la sabiduría de este socorrano, que evoco para mi ciudad maternal, no se ejercitó sólo en Co­lombia sino se derramó por el continente en obras y enseñanzas y llegó hasta a amaestrar la legislación de naciones amigas. Su patria debe, pues, glorificar a este prócer y recoger y ahijar sus obras que reverencian otros pueblos, como darle sitio en el corazón a su recuerdo…”
 
Por su parte, el distinguido investigador mexicano Omar Guerrero Orozco ("La trascendencia de los Elementos de Ciencia Administrativa: estudio introductorio”, 1997), destaca que dentro del cultivo de la Ciencia de la Administración, con su obra Elementos de Ciencia Administrativa. Comprende el bosquejo un Sistema de Administración Pública para un Estado Republicano, corresponde a Florentino González inaugurar en América Latina y en los países de habla hispana el estudio de esta disciplina, al respecto apuntó: “En contraste, frente a don Agustín de Silvela, Florentino González estaba dotado de sensibilidad para comprender la trascendencia histórica del cultivo de la nueva ciencia, y con grandeza de ánimo elaboró los Elementos de Ciencia Administrativa, que Silvela no quiso o no pudo desarrollar, y por lo tanto, le corresponde el enorme mérito de ser el fundador de la ciencia de la administración en nuestra lengua y en nuestra cultura.”
 
En el siguiente vídeo se presenta un acercamiento a la importante obra de este colombiano universal.

domingo, 26 de octubre de 2014

Federalismo y planeación del desarrollo


 Hermosillo Sonora, 26 de Octubre de 2014.

El desarrollo del país está marcado por su forma de gobierno federal y republicana. Desde siempre se han buscado caminos para que el federalismo mexicano sea una realidad: una realidad en donde los tres órdenes de gobierno coexistan en equilibrio y respeto.

La preeminencia del ámbito federal sobre los órdenes estatal y municipal ha generado que el desarrollo nacional presente en nuestros días un dislocamiento y la acentuación de grandes diferencias regionales, sectoriales y sociales.

Haber privilegiado a uno de los órdenes de gobierno ha desvirtuado el sentido del sistema federal. Esta situación ha provocado, consecuentemente, la presencia de un gobierno autoritario y discrecional, que en muchas de las ocasiones ha frenado intentos de descentralizar política y administrativamente el ejercicio gubernamental.

El federalismo constituye la forma más acabada de la descentralización gubernamental, toda vez que supone el compromiso político de acercar las decisiones y programas de gobierno a todo el pueblo. En esta perspectiva, el federalismo implica el reconocimiento de tres ámbitos de hacer gobierno, todo ellos igual de importantes y significativos para la vida pública.

El Dr. Pedro Zorrilla Martínez, reconocido federalista, con acierto había señalado la importancia del sistema federal y el imperativo de recobrar el desarrollo de la vida municipal; apuntó en su momento que “Debido a que el municipio es la entidad más cercana al individuo, resulta indispensable conocer sus problemas y plantear soluciones que permitan encaminar las acciones del gobierno para satisfacer las necesidades de la comunidad. Así, hacer desarrollo de la comunidad es propiciar las condiciones para la transformación de la vida de los individuos de la manera más rápida, dentro de una eficiente planeación y programación para el logro de los objetivos deseados. Por eso, es indispensable revitalizar la institución municipal pero no sólo teniendo en mente los ámbitos oficialmente reconocidos, que en la mayoría de los casos se reducen a la cabecera municipal. Debemos hacer descender los procesos descentralizadores hasta los niveles "vecinales", es decir, las agencia municipales, delegaciones municipales, barrios, colonias, etc., que son "municipios en embrión". A partir de estas consideraciones, nos hemos propuesto (…), plantear las posibilidades de un Federalismo renovado, que no se traduzca en mero formalismo, sino por el contrario que se pueda traducir o dar origen a una institucionalidad democrática, y en el que el orden de gobierno municipal recobre su importancia. Para tal efecto, hacemos una propuesta de descentralización intramunicipal y la reelaboración del concepto del Federalismo a partir de la idea de las Relaciones Intergubernamentales.” (“Federalismo y Gobierno Local”, Revista Gestión y Estrategia. Departamento de Administración. Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 8, Julio-Diciembre de 1995. México).

Junto con el federalismo, otros procesos cobran vida. Tal vez, el más relevante sea que conlleva el desarrollo de las regiones, el desarrollo de los estados y municipios, generando equilibrios y propiciando mejores condiciones de vida para los ciudadanos.

Federalismo, por lo tanto, es un principio para impulsar el desarrollo en una versión más acabada e integral que aquello que deviene del impulso desde un solo ámbito gubernamental.

La agenda nacional en los últimos años ha consignado diversos esfuerzos para concretar el federalismo mexicano. Desde 1982, cuando en el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado se presentaron las primeras reformas al 115 constitucional buscando el “fortalecimiento municipal”, hasta las últimas reformas en donde se profundizó el cambio para hacer realidad el denominado “nuevo federalismo”.

Por otra parte, con la instalación del Sistema Nacional de Planeación Democrática se hizo obligatorio el compromiso de los gobiernos de confeccionar un Plan de Desarrollo (uno en cada ámbito de gobierno y por el periodo correspondiente de gobierno), en el que entre otras cosas, de manera reiterada, se han trazado como objetivos el impulso al federalismo nacional, a la vida democrática, a la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y al desarrollo equilibrado de las regiones.

Ahondar en este tema hoy que se apela a una transición democrática, republicana y federalista, implica la incorporación de nuevas concepciones de hacer gobierno asociadas a esta definición constitucional; así, junto con esta tradición por la que necesariamente tenemos que pasar, se piensa que el nuevo gobierno debe ser responsable, eficiente y eficaz, orientado a satisfacer al ciudadano y comprometido con resultados de orden público.

En este esfuerzo, también, se revisan los procesos y tecnologías planteadas en el pasado reciente como alternativa de gobierno y que, por diversos motivos, no han tenido una aplicación efectiva en la práctica gubernamental.

En este sentido, se apelaría a la verificación del Sistema Nacional de Planeación Democrática como tal. Un sistema que involucra no sólo la constitución de un Plan de gobierno, sino su concatenamiento con programas, proyectos y acciones que desde el gobierno, y con la participación activa de la sociedad, plantean una perspectiva del desarrollo del país, la entidad o el municipio al que se haga referencia.

Planteado como un Sistema de Planeación, éste no se limita a la definición del plan. Representa un proyecto de vida para el futuro de mediano plazo de un conglomerado social. A través del sistema se definen los objetivos y metas que la sociedad se propone consumar en un plazo de 6 o de tres años, según sea el caso, y la estrategia por medio de la cual llegará a cumplir tales propósitos; el interés público que debe ser el modus vivendi del gobierno se resume en los diversos instrumentos de la planeación para el desarrollo.

El Sistema Nacional de Planeación Democrática, mecanismo para la racionalidad y publicidad de la acción de gobierno, representa, además, la posibilidad de coordinar los programas impulsados en los tres ámbitos de gobierno, igual que se propicia la participación ciudadana en las tareas de orden público. Al respecto, Cristina Teresa Penso D’Albenzio ha señalado que: “En esta línea de un sistema de planeación democrático, la planeación del desarrollo municipal resulta importante para prever necesidades y programar actividades que se desarrollarán en el futuro y, fundamentalmente, para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos. Se pone de relieve que este proceso coadyuva y permite aplicar los recursos financieros que los gobiernos federal y estatales transfieren para el desarrollo de proyectos productivos y de beneficio social.” (“Participación social en el ámbito local”, Revista Gestión y Estrategia. Departamento de Administración. Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 15, Enero-Junio de 1999. México).

Hechas estas reflexiones, se pueden resumir las siguientes ideas y agregar propuestas para el fortalecimiento del Federalismo en nuestro país:

  • El Federalismo constituye una forma de vida que los mexicanos nos hemos definido y que define una forma determinada de gobierno y un conjunto de relaciones entre los elementos constitutivos de dicho sistema federal.
  • Un mecanismo relevante para impulsar el federalismo lo constituye el Sistema Nacional de Planeación Democrática.
  • Es necesario activar las instancias que dicho sistema propone para llevar a cabo las relaciones intergubernamentales en programas de interés común.
  • Hacer efectivo el conjunto de vertientes del sistema: obligatoria, de concertación, de coordinación y de inducción. De esta manera se vuelve necesario promover las relaciones de coordinación intergubernamental y las del gobierno con la sociedad.
  • Como propósitos centrales de la planeación estratégica y de los planes de gobierno deben consignarse el impulso de nuestro sistema de gobierno, el desarrollo sustentable, el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los ciudadanos, así como una respetuosa relación con otros gobiernos y países.
  • Asociar al Sistema Nacional de Planeación Democrática con los procesos de planeación estratégica implica, por principio, definir el sentido de la planeación y el papel de los organismos gubernamentales (esto, en términos conceptuales se resumiría en la definición de la Misión y Visión), estos últimos en un plano de gobernar responsablemente, en forma transparente, rindiendo cuentas a los mandantes del gobierno y con irrestricto cumplimiento del Estado de derecho.
  • El desarrollo regional es relevante en la definición de nuestro federalismo. El desarrollo regional es soporte del desarrollo nacional, viendo a éste con un sentido de justicia y equilibrio social y económico.
  • Los medios del gobierno para fomentar el desarrollo son tan diversos que pueden involucrarse aquéllos relativos a la gestión empresarial, cuidando que el sentido con el que sean utilizados sea siempre el público.
  • El desarrollo debe considerar las dimensiones de crecimiento económico, mejoramiento de las condiciones de vida, ampliación de los espacios democráticos y preservación del medio ambiente. Se trabajaría en términos de un desarrollo sustentable.
  • El federalismo como forma de gobierno plantea que la administración de los asuntos públicos puedan ser atendidos en niveles de la mayor agregación, como es el ámbito nacional, así como en ámbitos donde los gobiernos contactan con los destinatarios de sus servicios. El Gobierno se convierte así en elemento activo de impulso del desarrollo social.

 

jueves, 23 de octubre de 2014

Las Vanguardias. El Fauvismo

AOA - Interior. Pintura Digital. 2014

Hermosillo Sonora, 23 de Octubre de 2014.
 
La historia del arte del siglo XX ubica a las Vanguardias en un sitio principal. Los movimientos avant-garde, cuyo surgimiento es anterior a la Primera Guerra Mundial, son: fauvismo, cubismo, futurismo y expresionismo, es decir, las vanguardias llamadas “históricas”.
 
Estas vanguardias artísticas fueron, en cada momento, encabezadas por un relativamente pequeño grupo de artistas que introdujeron cambios que revolucionaron la forma de percibir el arte y la manera en que lo hicieron, incorporando técnicas, materiales y lenguajes estéticos contrarios a la tradición plástica vigente hasta ese momento.
 
El fauvismo o fovismo es un movimiento pictórico francés. Louis Vauxcelles, crítico de arte, calificó a los artistas del Salón de Otoño en París de 1905 como fauves (fieras), cuando al observar en el salón de exposiciones el conjunto de pinturas junto a una escultura de Donatello exclamó: Mais c'est Donatello parmi les fauves.
 
Con la verificación de la exposición de los Independiente de 1907 concluyó la participación de Matisse y Derain dentro del movimiento, mientras que los demás miembros emprendieron caminos diferentes a la plástica de la estética fauvista.
 
Si bien este es el lugar y el momento histórico en que se señala como el punto de partida del movimiento, Enrique Castaños Alés ha afirmado que antes de esa fecha ya existía un grupo fauve antes de 1900, el cual “comprendía tres círculos distintos: en primer lugar Matisse y sus condiscípulos de la época de estudio de Gustave Moreau y de la Academia Carriére: Marquet, Manguin, Puy, Camoin y Rouault; en segundo lugar, la llamada «Escuela de Chatou» con Derain y Vlamick; en tercer término, el círculo de El Havre, al que pertenecían Dufy, Friez y Braque.” (Castaños, 2005) El mismo autor recuerda que dentro del grupo fauve se incluyen al holandés Van Dongen y considera a Matisse, Derain y Vlaminck como los más importantes fauves, así como los más osados pictóricamente.
 
La obra pictórica de este movimiento se caracterizó visualmente por:
  • Para los fauvistas el cuadro debía ser expresión, no composición y orden.
  • Las temáticas representadas son convencionales: paisajes, interiores, figura humana, retrato, y bodegón.
  • Su objetivo era trascender las reglas de la pintura, y generar un nuevo lenguaje visual.
  • Su manejo del color fue atrevido, con una paleta vibrante de colores primarios y secundarios. Usaron el contraste entre complementarios (cálidos=luz, fríos=sombra).
  • En sus obras se da una ausencia de claroscuro y volumen. Además, hay escasa presencia de  profundidad y perspectiva. Estos efectos se asimilan por la superposición de planos y figuras.
  • Emplearon trazos burdos y espontáneos recordando el arte infantil.
  • La línea es independiente del color, se emplea como contorno y en ocasiones como elemento decorativo.
  • El artista refleja su estado de ánimo a través de la paleta empleada.


Influencias

El pintor francés Henri Émile Benoît Matisse (1869-1954) es considerado como el artista que más influyó en los fauvistas, particularmente por su manejo del color y por el uso original y fluido del dibujo. A Matisse se le considera el precursor del movimiento fauvista. A su vez, Matisse, Roualt, Marquet Camoin, Manguin y Puy aprendieron el pintar con independencia y usar técnicas de acuerdo con el temperamento personal de su maestro de la Escuela de Bellas Artes de París, el simbolista Gustave Moreau. En el mismo sentido, del pintor Paul Gaugin tomaron la libertad en el uso del color y del temperamento e instinto personal.

Su propuesta estética era contraria a la de los impresionistas y se contraponía a los principios del positivismo y el naturalismo como referentes filosóficos imperantes en el siglo XIX y a principios del siglo XX.

Los argumentos atrás del movimiento fueron marcados por las ideas de Émile Zola, líder de los naturalistas quien era amigo de pintores como Cézanne, Manet y Pisarro, y cuya críticas al status quo, la ilegalidad y el antisemitismo en el Caso Dreyfus marcó a la Francia del fin de siglo; de Friedrich Nietzche, cuya crítica al secularismo y la ilustración transformó la cultura, religión y filosofía de occidente; del filósofo y educador alemán Max Stirner en relación con el individuo como ser soberano y egoísta; así como por las ideas del escritor francés Charles Marie Huysmans, crítico de la vida moderna cuyas obras expresan un pesimismo acerca de la vida burguesa y el decadentismo.


Principales exponentes del movimiento y su obra

Henri Matisse (1869-1954), precursor y líder del movimiento fauvista. Lujo, calma y voluptuosidad, es considerado el primer cuadro fauve, el cual fue pintado por Matisse en 1904; en él se observa una influencia de la técnica del puntillismo, se simplifica el dibujo y se emplea el color de manera subjetiva. Se le toma como una síntesis del postimpresionismo. Fue expuesto en el Salón de los Independientes y después en el Salón de Otoño.

André Derain (1880-1854), pintor, escultor y diseñador francés, considerado el alma del fauvismo por su inclinación a la perseverancia, el ímpetu juvenil y el manejo de matices. Junto con Maurice Vlaminck formó la llamada «Escuela de Chatou». El cuadro El secado de las velas fue expuesto en 1905 en el Salon d’Automne.


Raoul Dufy (1877-1953), pintor, artista gráfico y diseñador textil francés. Cabeza visible del Círculo de El Havre. Dufy inició la pintura de yates con el estilo fauve una vez que admiró la obra de Matisse en la Exposición de Otoño de 1905.


Además de las obras de los líderes de cada círculo del grupo fauve, se presenta la de Maurice de Vlaminck (1876-1958), la cual también escandalizó en el Salón de Otoño  de 1905; en ese salón se exhibió Restaurante de la Machine à Bougival. Con Derain formó parte de la «Escuela de Chatou».


 
Aportación a la historia de las artes plásticas y su valor histórico

Con los fovistas se adoptó un estilo distinto a todos los anteriores. Se renunció a la perspectiva atmosférica empleándose la yuxtaposición de colores y el uso de líneas oblicuas para sugerir la profundidad en el cuadro. Los fovistas avanzaron en la fusión original de diseño y color.
 
La gran aportación es la liberación total del color y el empleo del dibujo (incluso rudimentario) y el color (con acentuación de su intensidad) como elementos fundamentales de su obra. La exaltación que los fauvistas hicieron de los contrastes cromáticos y el uso intensivo de los colores primarios hizo que se pusiera atención en la teoría del color, en los efectos y sensaciones que los colores producen en el observador, así como los sentimientos que se desean expresar con ellos.
 
Los fovistas plantean disrupciones con lo establecido. Presentan una alternativa en el continuo de la historia, estructurando una estética contraria a la tradición y a las manifestaciones modernas de principios de siglo XX. Servirán como punto de partida para las nuevas expresiones, incluso para los movimientos abstractos.


Bibliografía
 
Bozal, Valeriano. Historia de las Ideas Estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. La Balsa de la Medusa, Visor. Madrid, 2000. 2 t.
Campa Sánchez, Ana Melisa. Notas de clase del curso: Historia del Arte en el Siglo XX y Actual. Universidad de Sonora: 2014.
Castaños Alés, Enrique. “La primacía del color. Hace ahora un siglo, en el Salón de Otoño parisino de 1905, se dio a conocer el movimiento fauve”. Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga. Septiembre 23 de 2005. En http://enriquecastanos.com/fauvismo.htm.
García Ponce de León, Paz. Breve Historia de la Pintura. Libsa ed. Madrid: 2006.
 
 


 

Quinto Congreso Internacional Gobierno, Gestión y Profesionalización en el ámbito local ante los grandes retos de nuestro tiempo


Hermosillo Sonora, 22 de Octubre de 2014.
 
Teniendo como sede la Universidad de Nuevo México en la Ciudad de Albuquerque, Nuevo México (Estados Unidos), se celebró del 12 al 14 de octubre de 2014 el Quinto Congreso Internacional Gobierno, Gestión y Profesionalización en el ámbito local ante los grandes retos de nuestro tiempo. Este evento se realizó de manera conjunta con la VII Annual Conference Lat-Net Building bridges for international collaboration in Higher Education.
 
La Universidad de Sonora fue una de las instituciones convocantes, junto con la Universidad Autónoma del Estado de México, Campus Amecameca, la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Nuevo México, la Escuela de Gobierno Profesor Paulo Neves de Carvalho de la Fundación João Pinheiro, la Universidad Federal de Viçosa, la Universidad Federal de Lavras, La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Academia Internacional de Ciencias Político-Administrativas y Estudios de Futuro, A. C., la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, Universidad de Colorado, Colorado Springs, Secretaría de la Función Pública (SFP) del Gobierno Federal de México, la Secretaría de Desarrollo Metropolitano del Gobierno del Estado de México, el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), el Instituto de Administración Pública del Estado de México (IAPEM), la Red de Investigación Gestión, Sustentabilidad y Políticas Públicas en Gobiernos Locales, y The Latin American Network in Government and Public Policy.
 
El Cuarto Congreso Internacional Gobierno, Gestión y Profesionalización en el ámbito local ante los grandes retos de nuestro tiempo, se realizó en la Escuela de Gobierno Paulo Neves de Carvalho de la Fundação João Pinheiro, en la Ciudad de Belo Horizonte, Brasil en el año 2013. Las primeras tres ediciones del Congreso se verificaron en los estados de México, Puebla y Sonora en los años 2010, 2011 y 2012 respectivamente.
 
El trabajo del Congreso y la Conferencia se llevó a cabo en mesas de análisis y debate donde se desarrollaron temas y problemas de interés local integrados en 9 ejes temáticos:
 
Eje Temático 1. Federalismo y Gobiernos Locales
Eje Temático 2. Fortalecimiento del Gobierno Municipal
Eje Temático 3. Desarrollo Regional
Eje Temático 4. Gobernanza y Participación Social
Eje Temático 5. Gobiernos Locales y problemas centrales de la Gobernabilidad
Eje Temático 6. Modernización de los Gobiernos e Innovación Administrativa
Eje Temático 7. Profesionalización del Servicio Público
Eje Temático 8. Ética y Gobierno
Eje Temático 9. Educación Superior

Este Quinto Congreso tuvo como objetivo el favorecer un espacio para el análisis y la discusión sobre los principales asuntos públicos que inciden en el ámbito local, en sus gobiernos, en la población y en su bienestar y desarrollo integral.

La Academia y el Grupo Disciplinario de Administración Pública, responsables de la representación y promoción del Congreso en la Universidad de Sonora, participaron activamente en este importante evento, presentando los trabajos suscritos por los profesores Gustavo de Jesús Bravo Castillo, Ernesto Blanco Gastélum, Francisco Javier Bello Quiroga, Sergio Garibay Escobar, Lauro Parada Ruiz y Arturo Ordaz Alvarez. También, de la Universidad de Sonora participaron como ponentes la alumna Carolina González Olea y el profesor José Arturo Rodríguez Obregón, y de El Colegio de Sonora el profesor Víctor Peña.


 

El Príncipe de Maquiavelo. Un legado político para todos los tiempos

Niccolò Machiaveli por Santi di Tito.

Hermosillo Sonora, Agosto 15 de 2014.

Conocemos físicamente a Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (1469-1527) por el retrato que hizo el pintor del renacimiento Santi di Tito. Es con seguridad el más conocido retrato del filósofo florentino, sin embargo di Tito, quien nació 9 años después de que Maquiavelo hubiera fallecido, con seguridad lo retrató a partir de otros retratos realizados en vida de Maquiavelo.
 
Florencia es la tierra de Maquiavelo. Una ciudad del norte de Italia que tiene sus orígenes en el año 59 a. C. Formando parte del Gran Ducado de Toscana, durante la edad media, la ciudad empezó a mostrar un gran desarrollo, gracias a la aparición y desarrollo de poderosos gremios.
 
Coincide la vida del ilustre florentino con el desarrollo del movimiento cultural, científico y artístico conocido como El Renacimiento. Recordemos que el Quattrocento renacentista tuvo lugar en la segunda mitad del siglo 15, en tanto que el Cinquecento surgió con el siglo 16, es en este tiempo donde se verifica el apogeo del Renacimiento, destacando las figuras de Leonardo Da Vinci. Michelangelo Buonarroti y Rafael de Sanzio.
 
La vida de Maquiavelo se desarrolla en los tiempos de la grandeza de Florencia, ciudad en la que florecen grandes gremios y grupos financieros representativos de la primera etapa del capitalismo, el mercantilismo. Gracias a los nuevos territorios descubiertos, las arcas europeas se ven enriquecidas con los metales preciosos extraídos ultramar y al intensivo comercio entre naciones. Este es el tiempo de Lorenzo de Médici, conocido como El Magnífico.
 
La vida pública de Maquiavelo inicia en 1494, coincidiendo con la caída de la familia Médici y el ascenso del gobierno de la República Florentina. Esto es, dos años después de la muerte del Magnífico. En medio de conflictos por el poder y en un proceso de la integración del Estado Nación, los Médici retornan al gobierno de Florencia de 1512 a 1527.
 
Mientras Florencia es republicana, Niccolò Machiavelli es miembro del servicio público de la ciudad. Cuando se asienta el poder de los Médici, deja el cargo e, incluso, es marginado de todo contacto con el poder. Es cuando Maquiavelo, destinado al ocio productivo como diría George H. Sabine, medita y escribe acerca del poder y de quien lo ejerce, El Príncipe.
 
Durante el tiempo en que sirve a la República, toca a Maquiavelo vivir el Papado de Alejandro VI y la labor política y militar del hijo de éste César Borgia. Rodrigo Borgia estuvo al frente de la Iglesia de 1492 a 1503.
 
Al joven Niccolò Machiavelli le tocó atender a los miembros de la comuna en asuntos que requerían el privilegio del interés público, o tal vez dirimiendo conflictos entre particulares para propiciar la concordia y convivencia social, o simplemente realizando trámites administrativos propios de cualquier oficina de gobierno.
 
En el segundo periodo de su vida sirvió en el servicio militar Libre de Florencia, la cual pasó de la expulsión de los Médici en 1494 cuando Maquiavelo tenía 25 años, y duró hasta el regreso de los Médici (familia que posee el mayor poder económico en Florencia), en 1512. Después de servir cuatro años en una oficina pública como secretario, fue nombrado Canciller y Secretario de la Segunda Cancillería. Tomó un rol importante en los asuntos de la república, habiendo quedado sus decretos, sus registros y sus despachos para guiarnos, así como sus propios escritos. Pese a que tuvo posiciones altas en el panorama público y político, él las evitaba ya que aceptaba cualquier tipo de trabajo a cambio de poco sueldo.
 
El tiempo de Nicolás Maquiavelo es el de la construcción del Estado Nación, la configuración de gobiernos republicanos, el ascenso de la burguesía, la consolidación de las ciudades, la expansión mercantilista del capital, es decir, se trata de la edificación de la Modernidad, de la sociedad y el Estado moderno, el cual, de manera acuciosa, analiza el filósofo florentino en su obra El Príncipe.
 
Con el regreso de la Familia Médici al poder, Maquiavelo se retiró a San Casciano in Val di Pesa, una propiedad suya a pocos kilómetros de Florencia. Allí se dedicó a la agricultura y la ganadería. En este tiempo se ocupa de la literatura, produciendo entre 1513 y 1525 varias obras ocupó de trabajar en obras significativas como Discursos sobre la primera década de Tito Livio, La Mandrágora, El Arte de la Guerra, Historia de Florencia, La Vida de Castruccio Castracani, y fundamentalmente El Príncipe. Para muchos, esta última, la obra fundadora del análisis político moderno.
 
Durante el proceso de creación literaria, Maquiavelo compartió con su amigo Francesco Vettori, detalles relativos a los avances o la conclusión de sus trabajos. En el extracto de su epístola del 10 de diciembre de 1513 comenta a su Francesco Vettori sobre la conclusión de su obra El Príncipe. Esta evidencia documental testimonia el hecho que motiva la celebración desde el año pasado y a lo largo de éste de los 500 años de la publicación de esta trascendente obra, legado político de Maquiavelo.
 
El tratado de su doctrina política, El Príncipe, fue publicado de manera póstuma en 1531 en Roma.


El príncipe, como es sabido, fue inspirado en buena medida por César Borgia, el Duque Valentino. El libro fue dedicado a Lorenzo II de Médici, duque de Urbino, pretendiendo con este acto borrar la acusación que mantenía a Maquiavelo encarcelado por colaborar con la República y, por lo tanto, ser un antagonista de la Familia Médici.
 
El papel del Príncipe es lograr el florecimiento de la República, y con ello la consolidación del Estado, del mismo Príncipe. Los medios son políticos. Debe valorar toda circunstancia y ponderar las estrategias, las políticas gubernamentales, que según el momento mejor convengan a los fines del gobernante.
 
Quienes estudiamos en el ámbito de las Ciencias Sociales, y en particular de la Administración Pública y la Ciencia Política, tenemos que recordar que para Maquiavelo la consolidación del Estado sobre las demás fuerzas sociales, y con ello el logro de la felicidad y prosperidad de la República reclama el ejercicio profesional de dos cuerpos imprescindibles en tal faena: una milicia no mercenaria sino compuesta por profesionales fieles a la República, y un cuadro administrativo con las capacidades necesarias que permitan cumplir con los compromisos de servicio a la comunidad con eficiencia y responsabilidad. Respecto a los colaboradores del Príncipe, el florentino apuntó:
 
No es de poca importancia para un príncipe la buena elección de sus ministros, los cuales son buenos o malos según la prudencia de que él usó en ella. El primer juicio que hacemos, desde luego, sobre un príncipe y sobre su espíritu, no es más que conjetura; pero lleva siempre por fundamento legítimo la reputación de los hombres de que se rodea este príncipe.
Cuando ellos son de una suficiente capacidad, y se manifiestan fieles, podemos tenerle por prudente a él mismo, porque ha sabido conocerlos bastante bien y sabe mantenerlos fieles a su Persona.
Pero cuando son de otro modo, debemos formar sobre él un juicio poco favorable; porque ha comenzado con una falta grave tomándolos así.
Pero es necesario saber que hay entre los príncipes, como entre los demás hombres, tres especies de cerebros. Los unos imaginan por sí mismos; los segundos, poco acomodados para inventar, cogen con sagacidad lo que se les muestra por los otros, y los terceros no conciben nada por sí mismos, ni por los discursos ajenos. Los primeros son ingenios superiores; los segundos, excelentes talentos; los terceros son como si ellos no existieran.
Pero ¿cómo conoce un príncipe si su ministro es bueno o malo? He aquí un medio que no induce jamás a error. Cuando ves a tu ministro pensar más en sí que en ti, y que en todas sus acciones inquiere su provecho personal, puedes estar persuadido de que este hombre no te servirá nunca bien. No podrás estar jamás seguro de él, porque falta a la primera de las máximas morales de su condición.

 Niccolò Machiavelli. El Príncipe
Capítulo XXII. De los secretarios (o ministros) de los príncipes

 

Maquiavelo por Lorenzo Bartolini