miércoles, 23 de diciembre de 2015

El amor victorioso de Michelangelo Merisi da Caravaggio

Omnia vincit Amor: et nos cedamus Amori
Publius Vergilius Maro
Eclogae vel bucolica/Ecloga X. 41-37 a. C.

Caravaggio. El amor victorioso Amor Vincit Omnia. 1602. Óleo sobre lienzo. 156 × 113 cm.
Gemäldegalerie de Berlín, Alemania.
 
Hermosillo Sonora, Diciembre 23 de 2015.

De acuerdo con el acucioso estudio de John y Michèle Spike (2001: 121-126), esta magnífica obra fue pintada para Vincenzo Giustiniani en Roma. En 1812 se vendió con la colección Giustiniani en París a D'Est y Bonnemaison y posteriormente, en 1815, fue adquirida por el Kaiser Friedrich Museum de Berlín.
 
Los mismos autores recuperaron el inventario de la colección de Vincenzo Giustiniani, fechado el 9 de febrero de1638, en donde se consigna: «"En la gran galería de viejas Pinturas... n. 9 Una pintura de un Cupido sonriente, en el acto de menospreciar el mundo, debajo de él diversos instrumentos, coronas, cetros, y armas, es famoso por ser el Cupido de Caravaggio, en el lienzo, ​​7 palmas alto, 5 de ancho, con un marco de nogal dorado" (ASR, Archivio Giustiniani, Busta 10; Salerno 1960, pp. 135 n. 9).» (Spike, 2001: 122).

 Caravaggio. El amor victorioso Amor Vincit Omnia. 1602. Detalle.
 
Giustiniani fue un noble, banquero por tradición familiar, quien junto con su hermano el Cardenal Benedetto fueron reconocidos mecenas en Roma. Alrededor del año 1600 se convirtió en el protector de Caravaggio, llegando a contar con un inventario de 15 obras del insigne artista.
 
Siguiendo a Franca Trinchieri (1991: 217), se infiere que el interés de Giustiniani por el Amor Vincit Omnia probablemente se debe al gusto e inclinación del mecenas por la música, presente en los instrumentos a los pies del cupido. Lo cierto es que aunque la colección Giustiniani contaba con obras magníficas como La incredulidad de Santo Tomás y la primera versión de San Mateo y el ángel, el cuadro de El amor victorioso tenía un lugar preponderante en la galería Giustiniani, como lo consignó el historiador y artista alemán Joachim von Sandrart en 1675 (huésped de Giustiniani entre 1629 y 1635):
 
«Caravaggio pintó para el comerciante Marqués Giustiniani un Cupido de tamaño real como un joven de unos 12 años de edad, sentado en un globo, y elevando su arco en su mano derecha. A su izquierda se encuentran varios instrumentos, un libro para los estudios, una corona de laurel. El Cupido tiene las alas de color marrón de un águila. Todo es preciso y claramente diseñado con colores brillantes y una tridimensionalidad que se aproxima a la realidad. Esta pintura se encontraba entre otras 120 en la galería de los artistas más célebres. Pero, no recuerdo mal, que estaba cubierta con una cortina de seda de color verde oscuro, y se encontraba al final, después de todas las demás, para evitar eclipsar las otras obras.» (En Spike, 2001: 123).
 
El amor victorioso, obra de la madurez estética de Caravaggio, es un buen ejemplo del nuevo estilo, del Barroco. Pintado de cuerpo entero y a tamaño natural, el artista no presenta un adolescente en el papel de Cupido, del Amor, que se revela sin tapujos mostrando su desnudez, y por encima de todo poder terrenal. Se trata de un Dios antiguo, no del Dios que pregona el catolicismo imperante.
 
Caravaggio lo ha pintado teniendo a sus pies los símbolos de la milicia, de las artes y la ciencia, también ha colocado en un lugar secundario la corona y el bastón de mando representativos del poder real. El cartabón y el compás que simbolizan la ciencia, cabe apuntar, también representan la creación divina, un riesgo que corre el pintor si se toma en cuenta, como en el caso de los símbolos reales, la alusión a los dos grandes poderes que en esos años implacablemente disponían de la vida del pueblo.
 
 Caravaggio. El amor victorioso Amor Vincit Omnia. 1602. Detalle.
 
La desnudez del Amor atenta contra el decoro promovido por los principios de la Contrarreforma. Que prevalezca sobre cualquier poder conocido en la tierra sólo da reconocimiento a su estatus divino, otro elemento contrario al credo de la Iglesia de esa época. Pero se trata de un joven que está cercano al observador, tanto por la manera que fue pintado, con la luz que lo hace más vital, como por lo familiar que resulta y la importancia que el amor tiene en la vida de cualquiera persona.
 
Fuentes:

Spike, John T. 2001. Caravaggio. With the assistance of Michèle K. Spike. China: Abbeville Press.
Trinchieri Camiz, Franca. 1991. “Music and Painting in Cardinal Del Monte's Household”. En Metropolitan Museum Journal. Volume 26/1991. Editorial Board. New York: Stinehour Press. Pp. 213-226.

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