AOA. 2013 Tzompantli Posmoderno
Hermosillo Sonora, Abril 1 de 2014.
De la importancia de la
Evaluación
En su obra Administración Industrial y General (1916),
Henri Fayol distinguió seis funciones básicas presentes en cualquier tipo de
organización: las funciones técnicas, comerciales, financieras, de seguridad,
contables y administrativas. Estas últimas las consideró como las más
importantes en el sentido de que permiten la coordinación y sincronía de las
demás funciones, orientando el trabajo organizacional en el logro del objetivo
básico de generar los mayores índices de productividad y, por consecuencia, de
beneficio económico para la empresa.
Para Fayol, las funciones
administrativas comprenden la labor de prever, organizar, mandar, coordinar y
controlar; tales funciones presentan una unidad procesal cuyo cumplimiento
permite el logro de objetivos y metas. Esta propuesta fue desarrollada posteriormente
mediante la categoría que conocemos como el Proceso Administrativo.
La manera de verificar que el
plan original de la organización sea haya cubierto y alcanzados los objetivos y
metas preestablecidos se da por medio de la función de Control; el empleo de
instrumentos y sistemas de control permite evaluar resultados, rendimientos e
impactos. Se mide y evalúa con el fin de determinar si se cumplieron con los
objetivos y metas del organismo y sus departamentos; se verifica que la
estrategia prevista se lleva a cabo o si una vez concluido el proyecto dicha
estrategia se llevó en los términos previstos; la evaluación también permite
corregir rumbos desviados o fallas en el proceso; sirve para evaluar
alternativas emergentes que se emplean para mejorar procesos y resultados;
también permite evaluar el desempeño de áreas, programas, proyectos, procesos,
políticas y personas; incluso, la evaluación se convierte en un referente para
recompensar o castigar cuando se ha cumplido o bien se falló en la realización
de las funciones y procesos encomendados.
La
Evaluación Ex-Post
Como lo propone el Profesor
Juan José Miranda en su obra Gestión de
Proyectos (2010: 32-33), la evaluación ex-post “…tiene como objetivo principal verificar los
impactos y resultados de la operación frente a lo programado inicialmente, con
el fin de guiar la formulación y elaboración de nuevos proyectos.”
Como parte de la función de control
es posible distinguir tres momentos de la evaluación, la previa o Ex-Ante, la
que se realiza Durante el Proceso, y la final o Ex-Post. Analizadas las dos
primeras por el autor, plantea que la evaluación Ex-Ante busca “…determinar
mediante la aplicación de técnicas cuantitativas y/o cualitativas la
conveniencia o no, de asignar recursos hacia un uso determinado” (2010: 20), en
tanto que la evaluación en Proceso “…se orienta a verificar y corregir, cuando
se crea conveniente, la forma en que se asignan los recursos (2010: 25).
La evaluación se concibe como un
proceso dinámico y permanente. Su pretensión es aportar a la racionalización
del trabajo en las organizaciones, ello mediante el estudio, análisis, revisión
y comprobación sistemática de los resultados generados en relación con los
objetivos organizacionales deseables. Los tres tipos de evaluación señalados se
integran desde el inicio del proceso administrativo para hacer posible dicho
cometido.
En relación con la evaluación Ex-Post, se le ve como la
evaluación requerida en el momento que concluye cada etapa del Ciclo del
Proyecto: la evaluación en la etapa de ejecución sirve para analizar cada fase
previa, como la identificación y determinación del perfil del proyecto, la
formulación, la evaluación, la negociación hasta la conclusión de la fase de
ejecución, en tanto que al concluir la etapa de operación del proyecto, la
evaluación ayuda a reconocer los resultados del proyecto y determinar su éxito
o fracaso.
Por consecuencia, sin que ello
implique el monitoreo continuo de las acciones llevadas a cabo durante el Ciclo
del Proyecto, su aplicación al cierre de cada fase permite a los decisores
contar con elementos para ponderar la pertinencia de continuar con lo
realizado, hacer ajustes o, incluso, determinar si es conveniente hacer cambios
radicales o bien terminar con el proyecto.
La evaluación Ex-Post retroalimenta:
representa conocimiento y experiencia para valorar los proyectos y sus impactos
en los diferentes sectores del desarrollo implicados, así como la calidad de la
gestión de los responsables de su formulación, ejecución y operación.
La Evaluación Ex-Post y la Terminación de Proyectos
Con relación a los proyectos
gubernamentales se hacen señalamientos de que en ciertos casos la evaluación
Ex-Post es poco útil, si no es que sólo sirve para cumplir formalmente con los
requisitos de informar a las instancias de control. Por ejemplo, en razón de la
evaluación del desempeño de los servidores públicos o el de los organismos
involucrados en la realización de los proyectos, se observa que los resultados
de la evaluación sirven poco a la sanción de la acción, en los términos de que
se recompense el éxito o se castigue la omisión, el incumplimiento y los
errores.
Por otra parte, cuando se
relaciona la evaluación con los procesos políticos que regularmente se observan
en las acciones de gobierno, se cuestiona que el destino de las evidencias que
recoge la evaluación sea el de su “maquillaje” o bien la “congelación” de los
dictámenes que de ellas derivan. Incluso, los calendarios de renovación de las
administraciones en los tres ámbitos de gobierno –federal, estatal y municipal–
se constituyen en fechas en que programas y proyectos de gobierno se ven
amenazados de ser terminados sin una evaluación que fije ese destino.
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