AOA. 2013 Sueño de Snowden, pesadilla de Obama
En su obra Gestión de proyectos.
Identificación-Formulación. Evaluación financiera-económica-social-ambiental,
Juan José Miranda nos lleva a reflexionar acerca de las condiciones que vivimos
en un contexto de globalización. A partir de él se puede comprender la
importancia de pensar la globalización desde los espacios locales, considerando
la necesidad de que los diferentes actores sociales y el gobierno promuevan el
desarrollo de capacidades de los empresarios, trabajadores, universidades y
servidores públicos, orientadas a fomentar la creatividad, la
profesionalización, el compromiso y la responsabilidad de, cada uno en su
contexto, incorporar valor agregado a su trabajo teniendo como fines últimos el
desarrollo y bienestar de sus comunidades y del país en general.
En un contexto de competitividad
global, el desarrollo de competencias locales resulta un camino seguro para
asegurar un nicho en el mercado mundial, el desarrollo y consolidación de
proyectos, así como la generación y atracción de inversiones.
La Gestión de Proyectos y la
participación de los Sectores
Como lo propone el Profesor
Miranda, la Gestión de Proyectos “…además de auscultar la conveniencia de
acceder a un nuevo frente de inversión, también las empresas ya consolidadas
pueden a través de esta herramienta observar sus posibilidades y capacidades
futuras y por consiguiente dimensionar su “valor”, que les permitirá promover
puentes, alianzas estratégicas con consumidores, proveedores y aún con
competidores.”
Considerada la Gestión de
Proyectos como aquella que se asume durante todas las etapas del ciclo del
proyecto para alcanzar con eficiencia, eficacia, efectividad los compromisos
con el desarrollo de la sociedad, es básico el concurso de diversos sectores en
su desarrollo como herramienta y como forma de organización y operación.
En este sentido, la vinculación
entre empresa, gobierno y universidades constituye un camino para potenciar,
primero, la búsqueda de fórmulas, tanto teóricas como prácticas, en los
espacios educativos, con la aportación de docentes e investigadores en relación
a las mejores formas de gestionar y administrar las etapas de vida del proyecto
(preinversión, ejecución, operación y evaluación expost); el contacto del
sector empresarial con las instituciones de educación superior sugiere
provechos mutuos, en el sentido de que el primero puede obtener de las segundas
un importante capital intelectual mediante prescripciones teóricas, análisis y
diagnósticos, así como propuestas y proyectos para la mejora y fortalecimiento
del mismo sector empresarial, de sus procesos y planes de negocios, en tanto
que las universidades y centros de investigación pueden resultar beneficiados
con esquemas de financiamiento adicionales para el desarrollo de la
investigación y generación de ciencia y tecnología, o bien mediante la
transmisión de conocimiento vía asistencia técnica, capacitación y formación de
recursos humanos de las empresas.
La participación del gobierno en
esta relación de colaboración adiciona no sólo el respaldo institucional,
también permite integrar estos esfuerzos en el sistema de planeación
gubernamental, con miras a integrar los proyectos resultantes en el tejido de
programas diseñados para impulsar los diferentes ámbitos del desarrollo del
país; esto permite, por lo tanto, el que estos esfuerzos puedan ser respaldados
por los esquemas financieros y presupuestales que ello conlleva.
Los Proyectos y el Gestor de
Proyectos
Desde la óptica de la
administración pública y su planeación, el proyecto se concibe como el nivel de
decisión último en la jerarquía de decisiones que comprende el sistema de
planeación (plan-programas-proyectos). En esta perspectiva se le debe concebir
como un instrumento fundamental del desarrollo social; su relevancia, además de
económica, tiene implicaciones sociales en la medida que es un factor para
promover el empleo y la generación de los bienes y servicios requeridos como
satisfactores de las necesidades sociales.
Los proyectos encaminados a los
servicios de salud, educación, agua, infraestructura social y económica son
estratégicos en los objetivos del desarrollo y el combate a la pobreza. De allí
la importancia del proyecto como “herramienta para gestionar recursos y atraer
a potenciales inversionistas, públicos o privados, nacionales o
internacionales”. Por ese mismo motivo cobra relevancia el papel del Gestor de
Proyectos, considerado como “…el profesional que más agrega valor a la
economía”; como medio que activa al proyecto, la calidad de su gestión redunda
en los resultados que genera el proyecto. Su formación y actualización, a su
vez, constituye una estrategia idónea para dotarlos de capacidades,
sensibilizarlos de su compromiso social y hacerlos conscientes de su rol como
agente económico, emprendedor, agente de cambio y promotor del desarrollo y
bienestar social.
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