Edificio del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora. Primera sede de los Talleres de Artes Plásticas. AOA.
Hermosillo Sonora a 11 de junio de 2020.
Fragmento del segundo capítulo del libro Escultura sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora. Colección “La Mirada del Búho” No. 6. Departamento de Desarrollo y Producción Editorial de la Universidad de Sonora. Universidad de Sonora, México, 2020. ISBN de la Colección: 978-607-518-130-1; ISBN: 978-607-518-364-0. Pp. 23-35.
Fragmento del segundo capítulo del libro Escultura sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora. Colección “La Mirada del Búho” No. 6. Departamento de Desarrollo y Producción Editorial de la Universidad de Sonora. Universidad de Sonora, México, 2020. ISBN de la Colección: 978-607-518-130-1; ISBN: 978-607-518-364-0. Pp. 23-35.
Los compromisos fundamentales de la
Universidad
El propósito de este capítulo es reflexionar acerca del
proceso de enseñanza-aprendizaje profesional en el campo de las artes plásticas
en la Universidad de Sonora. Se considera que el estudio profesional requiere
de la sistematización de los productos del proceso investigativo, los cuales
sustentan el proceso creativo, y éste, a su vez, es fuente para inspirar nuevas
ideas o para comprobarlas mediante la praxis.
Desde sus
orígenes, la Universidad de Sonora ha luchado por hacer efectivos los
principios de libertad de cátedra y de investigación, el respeto a todas las
expresiones del pensamiento humano y el aliento a la creatividad y el análisis
crítico y constructivo.
En la Ley
Orgánica No. 4 de la Universidad de Sonora han sido consignados sus compromisos
fundamentales. En su artículo cuarto quedó consignada su naturaleza y esbozadas
sus nobles tareas:
«La Universidad de Sonora es una
institución autónoma de servicio público, con personalidad jurídica y capacidad
para autogobernarse, elaborar sus propios estatutos, reglamentos y demás
aspectos normativos, así como para adquirir y administrar sus bienes y
recursos. Es una institución de educación superior y ejercerá la libertad de
enseñanza, investigación y difusión de la cultura; aplicará sus recursos con sujeción
a la normatividad relativa y, en general, cumplirá con las atribuciones que
esta ley, el estatuto general y los demás reglamentos le confieran.»
Por su parte, en el artículo
quinto se precisan como objetivos universitarios la «…preservación, creación y
difusión de la cultura científica, tecnológica y humanística en beneficio de la
sociedad.»
En ese sentido, se propone en este precepto:
§ La formación y capacitación de profesionales, científicos y
técnicos,
§ La formación integral del individuo, fomentando la
conciencia de solidaridad y justicia,
§ Impulsar y desarrollar la investigación humanística,
científica y tecnológica,
§ Dar cumplimiento a sus funciones sustantivas en congruencia
con el desarrollo científico y tecnológico,
§ Fomentar los valores de la cultura nacional, así como el
estudio de los derechos y deberes fundamentales del hombre, para fortalecer la
independencia, la soberanía y el desarrollo del país y la entidad,
§ Crear, difundir y fomentar las manifestaciones artísticas y
culturales,
§ Impulsar actividades extracurriculares que permitan los
beneficios de la cultura y el saber a los que carecen de oportunidad para
obtenerlos, y
§ Contribuir a la planeación y desarrollo interinstitucional
de la educación media y superior.
De
esta manera, las actividades sustantivas de la Universidad, expresadas en sus
programas académicos, como sus actividades adjetivas o logísticas, deben
orientarse bajo estos objetivos y disposiciones. Docencia, investigación y
divulgación se constituyen en los componentes básicos del sistema de
enseñanza-aprendizaje de la Universidad, su integración e interacción hacen
posible el cumplimiento de sus tareas fundamentales.
Todo
ello en los términos previstos por el marco institucional que rige en el país y
en el estado; teniendo en cuenta el contexto local, regional, nacional e
internacional en el que se adscribe la Universidad; y considerando la
satisfacción de las necesidades del desarrollo y bienestar del estado de Sonora
y del país.
Profesor Ciro Sotelo Cruz. Escultor y Ceramista.
Trabajando en los talleres ubicados en el Edificio del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora.
El Proceso
Enseñanza-Aprendizaje
El aprendizaje profesional puede ser alcanzado en el ámbito
académico o bien de manera autodidacta. En este trabajo se pone atención al que
se desarrolla en aulas y talleres de educación formal, asumiéndose que en ellos
dicho proceso ocurre «…metódicamente y de manera completa,
breve y eficaz.» (Acha, 2011: 61). En esta perspectiva, entonces, se concibe
que el aprendizaje profesional se liga a
tres funciones básicas: la docencia, investigación y divulgación del
conocimiento y la cultura.
Se
considera que el aprendizaje profesional es un proceso de transformación de
quienes participan en él. Se asume que el estudiante es el focus del ejercicio educativo, se pretende que haga suyos
conocimientos, habilidades y actitudes como resultado del proceso
enseñanza-aprendizaje; por su parte, el profesor organiza y pone en práctica
una serie de estrategias de enseñanza-aprendizaje mediante las cuales presenta
a sus estudiantes los contenidos de la disciplina con la que ambos están
comprometidos; a su vez, el centro educativo propicia las condiciones que
permiten que ocurra dicho proceso, desde la definición del modelo educativo y
los planes y programas de estudio como las condiciones materiales que permiten
la concreción de dicha tarea.
Durante el
proceso de enseñanza-aprendizaje (E-A) el estudiante madura en el conocimiento
acerca de los sistemas teóricos, desarrolla aptitudes en el manejo de
estrategias, métodos, técnicas y herramientas con las cuales aprehende y puede
incidir en sus objetos de estudio, y al mismo tiempo asume un marco axiológico
que modula su comportamiento como profesional de su disciplina.
En el caso
del profesor, investiga para fundamentar, estructurar y darle vida al programa
del curso a su cargo; durante el proceso (E-A) le toca, además, observar, evaluar
y auto-evaluarse en cuanto al desarrollo y resultados de dicho proceso; él
mismo manifiesta cambios en tanto que madura su dominio de los contenidos del
curso, así como perfecciona la manera en que interactúa con el estudiante para
lograr los fines educativos.
Al centro
educativo le toca, desde una perspectiva institucional, planear, organizar,
dirigir y controlar y evaluar; así moviliza los recursos de diversa índole que
propician el proceso, detecta insuficiencias, fallas, omisiones, etc. y corrige
lo necesario para lograr sus fines como organización educativa y ante la
sociedad. El instrumento por antonomasia que brinda la institución educativa al
proceso (E-A) es el Plan de Estudios de la carrera que oferta. Para concretarlo
y presentarlo a los estudiantes contrata la planta académica profesional del
campo de conocimiento y dispone de los medios materiales para apoyar la labor
educativa.
La
educación profesional en el campo de la artes, consigna el profesor Juan Acha
(2004: 24-34), tiene como propósito la educación de la sensorialidad, la
sensibilidad, la mentalidad y la creatividad de los estudiantes, lo cual
implica, respectivamente: el manejo de las técnicas, instrumentos y
procedimientos de su especialidad; el análisis, comprensión y aplicación de las
categorías estéticas en su trabajo de creación artística; el estudio,
investigación, producción y aplicación de conocimiento teórico, tanto artístico
como histórico, sociológico, psicológico y de otros campos con los que se
interactúe; así como la experimentación creativa en la que se recreen todos los
otros elementos para propiciar una formación integral del estudiante.
El proceso
de (E-A) profesional constituye un fenómeno dialéctico en el que, dentro de un
ambiente de libertad y disciplina, se produce una relación permanente entre
teoría y práctica, y en el que el estudiante de manera sistemática va
conformando su formación profesional en la disciplina mediante la asunción de
conocimientos, habilidades y pautas de comportamiento, pero también por
conducto de la creación y recreación de los mismos.
El
aprendizaje profesional en el campo de las artes plásticas, al igual que en
otros campos de conocimiento, requiere de la investigación: la sistematización
de los productos del proceso investigativo da sustento al proceso creativo y a
la conformación de conocimiento válido para las diferentes disciplinas;
también, es fuente que inspira nuevas ideas o que proporciona los argumentos
para comprobarlas mediante la praxis.
En un
sentido profundo, se asume que «El hombre se crea a sí mismo como
creador» (Castoriadis, 2006: 30): fortalece su ser interno como su
presencia social. A la investigación se le considera como elemento fundamental
en la creación de conocimiento, pues, conforme «…progresa,
la investigación corrige o hasta rechaza porciones del acervo del conocimiento…» (Bunge, 1969: 19). Por su parte, el proceso creativo se
asume como origen y destino de la investigación.
La
investigación «…es un proceso de creación de conocimientos sobre la estructura,
el funcionamiento o el cambio de una zona de la realidad.»
(Briones: 1998: 17) En el aprendizaje profesional este proceso es básico, pues
mediante el método sistematiza la estrategia que permitirá encontrar las
respuestas a las interrogantes del investigador, solucionar los problemas
reales y de estudio, aceptar o solucionar determinados preceptos teóricos o
hechos concretos, en fin, genera nuevo conocimiento.
Asumidas
como funciones sustantivas de las instituciones de educación superior, la
docencia, la investigación y la difusión del conocimiento y la cultura
conforman una relación dinámica, compleja y de retroalimentación mutua. Una
educación integral, de acuerdo con el profesor Acha (2004: 33), se concibe como
un proceso complejo caracterizado por la pluralidad y la diversidad, y lejano
de la unidimensionalidad y la simplicidad.
En este
sentido, Elliot W. Eisner (2004: 62-65) resalta la importancia de que el estudio de las
Artes se sume al estudio de otras experiencias curriculares.
Eisner
propone que el estudio de las Artes integradas se organice en cuatro
estructuras curriculares: A) para la comprensión de un periodo histórico y
cultural concreto; B) para ayudar a los estudiantes a identificar similitudes y
diferencias entre las distintas artes; C) para explorar un tema o idea
fundamental a partir de las obras de arte y los trabajos de otros campos; y D)
para la solución de problemas mediante varias disciplinas, entre ellas las
Artes.
El descanso. Obra del artista plástico Enrique Rodríguez Zazueta.
Atrio del Edificio del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora. AOA.
El
autor destaca que lo importante es que en cualquier campo de conocimiento es
fundamental comprender el contexto económico y político de la disciplina; en el
mismo sentido es importante comprender cómo otros campos de estudio, como las
Artes, pueden ser útiles en la comprensión y cognición de estas disciplinas.
La
creación artística requiere de un largo proceso de formación profesional, según
lo apunta el profesor Acha (2011: 145-150); en este proceso se fomentan y
desarrollan diversos componentes de la creación artística, como la concepción,
la ejecución, la experimentación, la búsqueda de soluciones, la comprobación,
la innovación, entre otros. En todos ellos el estudiante involucra el
conocimiento y la experiencia, la memoria y la fantasía, así como el
conocimiento lógico, crítico y dialéctico.
En
este proceso discurren artisticidad-cientificidad como una
totalidad dialéctica en donde, la cientificidad refiere al grado de confianza o
seguridad con el que se aceptan los resultados obtenidos por un investigador
basado en los procedimientos utilizados para efectuar su estudio, cuyos
criterios son de orden epistemológico como la objetividad, la validez, la
fiabilidad o confiabilidad, y de orden social como los principios éticos y
profesionales vinculados al quehacer científico.
Por su
parte, la artisticidad nos habla del camino que el artista recorre para llegar,
por intermediación de la obra, al observador y suscitar su interpretación; es
la materialización en la obra de aquellos aspectos que permiten que sea
considerada como arte.
En estos
términos, se asume lo propuesto por Galvano Della Volpe, quien considera que lo
«…específicamente artístico no se comprende en términos de
expresión intuitiva del sujeto, tampoco en términos de recepción intuitiva por
parte de los lectores y espectadores, el gusto no es una aceptación irracional
sino una selección cualitativa, plenamente racional, de las obras, que en ese
juicio -el de gusto- son comprendidas e interpretadas.» (Bozal,
1999: 182)
La Academia de Artes Plásticas y los
primeros proyectos académicos
El programa académico de la
Licenciatura en Artes Plásticas fue institucionalizado con su aprobación por
parte del Colegio Académico en el año 1998. Con esta decisión se cumplió un
anhelo del pueblo sonorense que surgió a la distancia de más de cinco décadas
atrás con la misma fundación de la Universidad de Sonora.
Originalmente,
de manera elemental, la actividad artística, en los campos de la música y las
artes pláticas, fue impulsada en el ámbito universitario (García, 1992: 24).
Durante la primera década de vida universitaria, se promovieron diversos
proyectos para dar impulso a la educación artística,
pero no fueron concretados debido a las limitaciones presupuestales de la
Universidad en esos años, o bien porque otras prioridades encabezaban la agenda
de desarrollo de la institución.
En
esta primera etapa de la Universidad, sobresalen los esfuerzos de los
profesores Francisco Castillo Blanco (1912-1973) e Higinio Blat (1893-1974) en
el fomento de las artes plásticas en el campus universitario. En el año de 1948
el maestro Castillo Blanco propuso la creación de la Escuela Libre de Artes
Plásticas, proyecto que sirvió de base para la aprobación, tres años más tarde,
de la Academia Libre de Dibujo y Pintura propuesta por el pintor Higinio Blat
(Moncada, 2005: 162).
Según lo consigna el
profesor Luis Enrique García (1992: 33), fue el 2 de enero de 1951 cuando abrió
sus puertas la Academia, constituyéndose en la institución responsable de
desarrollar y difundir el dibujo y la pintura, y años más adelante la escultura,
el grabado y la cerámica. El proyecto de la Academia (García, 1992: 34), de
manera incipiente se estableció un mecanismo para el ingreso y promoción de los
estudiantes, el cual estaría en función de los conocimientos y aptitudes
calificados técnicamente por el Director de la Academia. El Plan de estudios
que se propuso se estructuró con los siguientes cursos:
En
1954 se aprueba como actividad de la Academia la de Escultura y Modelado a
cargo del profesor empalmense José Balderrama Luque (1923-1992). Principia,
entonces, la enseñanza formal de estos estudios, si bien ya desde fines de la
década de los cuarenta el maestro Castillo Blanco había impartido las primeras
enseñanzas de esta especialidad artística.
En octubre de 1961, el
profesor Héctor Martínez Arteche (1934-2011) asumió la dirección de la
Academia; con él surge un nuevo proyecto para formalizar el estudio de las
Artes Plásticas, en el que se reconoce que aún dista la profesionalización de
las artes en la región, sin embargo, también se tiene conciencia de su
importancia en el desarrollo cultural de Sonora. Con la creación de la Dirección
de Bellas Artes, en 1962, también se reconoce la Academia de Artes Plásticas.
Paulatinamente, a lo largo de dos décadas, se irá estructurando un currículo
para los diversos talleres, brindando la oportunidad de cultivar una formación
integral con duración de tres años en cada uno de ellos.
Desde un principio el
profesor Martínez Arteche se preocupó por la profesionalización de los estudios
de la Academia. El profesor Luis Enrique García (1992: 39-40) nos recuerda que
Martínez Arteche se preocupó por elaborar reglamentos y programas de estudio,
definiendo como finalidades de la Academia:
a. Prestar ayuda moral y material a los
alumnos.
b. Gestionar becas a los que carezcan de
recursos y que demuestren una capacidad sobresaliente.
c. Contribuir a la orientación de las
Artes Plásticas en el Estado, para el desarrollo y afirmación de la Escuela
Plástica Nacional.
d. Preparar conferencias de tipo escolar y
organizar cursos intensivos de especialización artística a cargo de
distinguidos maestros huéspedes.
e. Presentar exposiciones periódicamente
para estímulo de los estudiantes. Preparar el “Salón Anual de la Academia”:
f. Gestionar la ejecución de decoraciones
murales y escultóricas para encauzar una mejor preparación del alumno y el
embellecimiento de la ciudad.
g. Crear un periódico mural,
“Ilustración”, a cargo del Departamento de Grabado.
Durante
la gestión del profesor Martínez Arteche se da un importante impulso a las
exposiciones locales y foráneas. Se instituye como un evento fijo de fin de
cursos El Salón de Pintura, Escultura, Grabado y Artesanías. De manera
semestral, este evento se hará una tradición entre profesores y estudiantes; su
convocatoria se hará con diversos nombres.
Tras
reiterados esfuerzos de los profesores Martínez Arteche y Balderrama Luque por
aprobar oficialmente los planes de estudio de Pintura, Escultura, Dibujo,
Grabado y Escenografía, en el periodo 1964-1965 se define la estructura
organizativa de la Academia, la cual quedó constituida por:
§ El director de la Academia, con funciones de docente y como
responsable del Salón de Exposiciones
§ Un maestro de escultura y modelado
§ Un maestro de dibujo constructivo
§ Un maestro de técnica escenográfica
§ Un auxiliar de la Academia, con funciones secretariales
§ Un ayudante del Salón de Exposiciones
§ Un modelo para dibujo de figura humana (García, 1992:
43-44)
El
año 1962 resulta significativo para la vida institucional de las Academias de
Artes, pues se crea la Dirección de Bellas Artes y se reconoce la labor docente
de las Academias. Se desligan de la Dirección de Extensión Universitaria, sin
embargo, poco es el avance en la profesionalización de los estudios en este
ámbito.
En
ese tiempo Mario Moreno Zazueta, auxiliar del Taller de Dibujo y en la Sala de
Exposiciones obtuvo una beca para realizar estudios en el Colegio de San Mateo,
California, lugar donde conoce al destacado artista plástico Vincent P. Rascón
(1923-2012), quien en lo sucesivo mantendrá una estrecha relación con las
Academias de la Universidad, contribuyendo en calidad de docente en las áreas de
grabado y cerámica, y mediante donaciones de material y equipo para los
talleres. Posteriormente, una vez oficializada la Licenciatura en Artes, el
profesor Rascón continuó su relación con los profesores y estudiantes
universitarios hasta su deceso en 2012.
El
profesor Enrique Rodríguez Zazueta, originario de Empalme, será quien cubra la
vacante dejada por el profesor Mario Moreno. El profesor Rodríguez asumirá
labores docentes como de encargado del Salón de Exposiciones. En mayo de 1969
se suma a la planta docente el profesor Manuel Romo Rodríguez (1920-1992), el
cual se hará cargo de los cursos de dibujo, grabado y paisaje. En diciembre de
ese mismo año, se incorpora el profesor Ciro Sotelo Cruz (1936-2003), quien se
hará cargo de los cursos de Escultura, Historia del Arte de la Arquitectura y
la Escultura. Simultáneamente, el profesor Rodríguez se dedicará de manera
exclusiva a labores docentes.
Para
1970, apunta Luis Enrique García (1992: 46), el programa académico de la
Academia quedará integrado por la siguiente planta docentes:
Sin
contar con su formalización como instancia académica de la Universidad, pero
con el interés de responder a las disposiciones universitarias, el Consejo
Técnico de la Academia de Artes Plásticas propone un nuevo plan de estudios
(Cuadro 3), el cual encontró inspiración en el Plan de Estudios de la Escuela
Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Estos
estudios se consideraron de nivel medio, pudiendo los estudiantes inscritos
aspirar a una constancia como Pintor, Escultor o Grabador a quien cubriera
satisfactoriamente seis semestres de estos estudios. Por otro lado, se
estableció que se consideraría Fotograbador, Ceramista, Burilista, Diseñador,
Cantero o Fundidor a quien cubriera los cursos de estas especialidades en
cuatro semestres.
En
este mismo tiempo se ajustó el Reglamento del Salón de Exposiciones de la
Academia de Artes Plásticas, estableciendo como permanentes las exposiciones
de: «…el Salón de la Academia de Artes Plásticas, el Salón de
Primavera, el Salón Anual de Fotografía y el Salón de Octubre.» (García, 1992: 51)
Durante
el periodo de 1974-1978, se hace cargo de la dirección de la Academia el pintor
Francisco Romero Meneses, quien continuó la labor de divulgación de la
producción artística de los talleres, sumando esfuerzos y gestiones ante las
instancias administrativas de la Universidad para mejorar las condiciones
laborales del cuerpo docente.
A
partir de enero de 1979 asume la dirección de la Academia el profesor Manuel
Romo Rodríguez. Durante su gestión, y ante el repunte de la inscripción en los
diferentes talleres, se logró la aprobación presupuestal para incrementar horas
frente a grupo y contratar nuevos profesores. En octubre de ese año se
incorporan Alfredo Velarde González como profesor del Taller de Escultura,
Gustavo Ozuna González profesor del Taller de Pintura, Adán Romero Valencia y
Jorge Luis Llánez como responsables de Taller de Grabado y Serigrafía, María
Eugenia Soto Cota como Coordinadora del Salón de Exposiciones y Jorge Origel
Sández como ayudante en esas labores.
Al
año siguiente, en octubre de 1980, el relevo en la dirección de la Academia lo
asumirá el escultor y ceramista Ciro Sotelo Cruz. Caracterizada esta etapa por
una dinámica vida académica, se crean el Taller de Fotografía a cargo del
profesor Carlos González, el Taller de Plástica Infantil bajo la coordinación
de las profesoras Rosa Angélica Santana Corrales y Ruth Mayela Real Martínez.
En
enero de 1981, el rector Alfonso Castellanos Idiáquez otorgó la distinción como
Maestro Honorario de la Academia al profesor Vincent P. Rascón, reconociéndose
su vinculación y compromiso con los talleres de Artes Plásticas desde inicios
de los sesenta.
La
labor de divulgación será un rasgo peculiar de la gestión del profesor Sotelo
Cruz, llevándose a cabo exposiciones colectivas como particulares de los
talleres que componen la Academia, así como exposiciones individuales de
profesores, estudiantes y artistas invitados.
La
formación académica durante el periodo 1980-1983 se llevará a cabo siguiendo el
Plan de estudios elaborado por los profesores de la Academia. Su oficialización
tampoco se concreta en este tiempo, pero será la base para la formulación de un
programa de estudios que se presentará ante las autoridades universitarias en
abril de 1984.
Cierto es que de
las funciones universitarias en la Academia sólo se atienden la docencia y la
difusión, pero de manera incipiente los profesores hacían esfuerzos por inducir
a sus alumnos en la experimentación y el registro de los procesos de su
práctica y los hallazgos de sus búsquedas. A manera de ejemplos se tienen los
estudios escultóricos basados en formas cóncavas y convexas realizados por el
profesor Enrique Rodríguez, o bien la interdisciplinariedad fomentada por el
profesor Ciro Sotelo para incorporar temáticas de otras disciplinas en la
creación de obras cerámicas.
Con entusiasmo y expectativa de que los estudios en Artes
Plásticas puedan tener el reconocimiento oficial de la institución, en 1984 se
hacen gestiones para formalizar el Plan de estudios de esta especialidad. El
estudio incorporaba el análisis de la planta docente y la infraestructura
necesarias para llevar a cabo la profesionalización del programa; se argumentó
en el sentido de contar con un consolidado cuerpo de profesores en las diversas
áreas de las artes plásticas, y que, con las adecuaciones necesarias, se
podrían utilizar los espacios de los talleres de la Academia como sede de los
cursos de las nuevas carreras.
El proyecto incluía la
formación de tres carreras de nivel de educación media superior: Maestro de
Artes Plásticas, Maestro de Historia del Arte y Maestro de Plástica Infantil.
Se buscaba con ello incidir en el desarrollo cultural y artístico de la entidad
y el país, aportando en la formación de personal sólidamente preparado para
asumir labores de docencia en las áreas de especialidad propuestas.
La propuesta incluye una
visión integral de la formación académica en asuntos de orden teórico como
prácticos y buscando desarrollar con creatividad y visión crítica capacidades
para la docencia, la investigación y la divulgación del conocimiento y el arte.
En 1986 abre sus puertas la Galería de Ciencias y Artes a
cargo de la Secretaría General de la Universidad. El Salón de Exposiciones de
la Academia cerró durante el periodo de 1984 a 1988, como resultado de un
conflicto con la Coordinadora del Salón. El inmueble reabrirá en junio de 1988
con la autorización del rector Manuel Balcázar Meza. Con el impulso de
profesores y estudiantes, recuperará su vitalidad a pesar de las deterioradas
condiciones con las que se recibió después del receso.
Fauno. Terracota. Escultura de Arturo Ordaz Alvarez.
Referencias
bibliográficas:
Acha, Juan (2004).
Educación artística: escolar y profesional. Reimp. México: Editorial Trillas.
Acha, Juan (2011).
Introducción a la creatividad artística.
Reimp. México: Editorial Trillas.
Bozal, Valeriano (ed.) (1999). Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas
contemporáneas. Volumen II. La balsa de la Medusa, 81. Madrid: Visor Dis.,
S. A.
Briones, Guillermo (1998). Métodos y Técnicas de Investigación para las Ciencias Sociales. México: Editorial Trillas.
Bunge, Mario (1969). La investigación científica. Su estrategia y su filosofía.
Colección Convivium. Barcelona:
Editorial Ariel.
Castoriadis, Cornelius (2006). Figuras de lo pensable. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Eisner, Elliot W (2004). El
arte y la creación de la mente: el papel de las artes visuales en la
transformación de la conciencia. Barcelona;
México: Editorial Paidós.
García, Luis Enrique (1992). Siete Notas para Bellas Artes. Hermosillo: Talleres Gráficos de la
Universidad de Sonora.
Moncada Ochoa,
Carlos (2005). Historia General de la
Universidad de Sonora, I. El principio del principio 1938-1953. Hermosillo:
Talleres Gráficos de la Universidad de Sonora.
Documentos oficiales:
Ley Número 4 Orgánica de la Universidad de Sonora.
26 de noviembre de 1991.
Nuevo Modelo Educativo de la Universidad de Sonora 2002.
Plan de Estudios de la Licenciatura en Artes Plásticas 2008.
Comité Interinstitucional para la Evaluación de la Educación
Superior (CIEES). Informe de Evaluación Diagnóstica. Licenciatura en Artes
Plásticas. Universidad de Sonora. 2015.
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