El desarrollo del país está marcado por su forma de gobierno federal y
republicana. Desde siempre se han buscado caminos para que el federalismo
mexicano sea una realidad: una realidad en donde los tres órdenes de gobierno
coexistan en equilibrio y respeto.
La
preeminencia del ámbito federal sobre los órdenes estatal y municipal ha
generado que el desarrollo nacional presente en nuestros días un dislocamiento
y la acentuación de grandes diferencias regionales, sectoriales y sociales.
Haber
privilegiado a uno de los órdenes de gobierno ha desvirtuado el sentido del
sistema federal. Esta situación ha provocado, consecuentemente, la presencia de
un gobierno autoritario y discrecional, que en muchas de las ocasiones ha
frenado intentos de descentralizar política y administrativamente el ejercicio
gubernamental.
El federalismo
constituye la forma más acabada de la descentralización gubernamental, toda vez
que supone el compromiso político de acercar las decisiones y programas de
gobierno a todo el pueblo. En esta perspectiva, el federalismo implica el
reconocimiento de tres ámbitos de hacer gobierno, todo ellos igual de
importantes y significativos para la vida pública.
El
Dr. Pedro Zorrilla Martínez, reconocido federalista, con acierto había señalado
la importancia del sistema federal y el imperativo de recobrar el desarrollo de
la vida municipal; apuntó en su momento que “Debido a que el municipio es la
entidad más cercana al individuo, resulta indispensable conocer sus problemas y
plantear soluciones que permitan encaminar las acciones del gobierno para
satisfacer las necesidades de la comunidad. Así, hacer desarrollo de la
comunidad es propiciar las condiciones para la transformación de la vida de los
individuos de la manera más rápida, dentro de una eficiente planeación y
programación para el logro de los objetivos deseados. Por eso, es indispensable
revitalizar la institución municipal pero no sólo teniendo en mente los ámbitos
oficialmente reconocidos, que en la mayoría de los casos se reducen a la
cabecera municipal. Debemos hacer descender los procesos descentralizadores
hasta los niveles "vecinales", es decir, las agencia municipales,
delegaciones municipales, barrios, colonias, etc., que son "municipios en
embrión". A partir de estas consideraciones, nos hemos propuesto (…),
plantear las posibilidades de un Federalismo renovado, que no se traduzca en
mero formalismo, sino por el contrario que se pueda traducir o dar origen a una
institucionalidad democrática, y en el que el orden de gobierno municipal
recobre su importancia. Para tal efecto, hacemos una propuesta de
descentralización intramunicipal y la reelaboración del concepto del
Federalismo a partir de la idea de las Relaciones Intergubernamentales.” (“Federalismo
y Gobierno Local”, Revista Gestión y Estrategia. Departamento de Administración.
Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 8, Julio-Diciembre de 1995. México).
Junto con el
federalismo, otros procesos cobran vida. Tal vez, el más relevante sea que
conlleva el desarrollo de las regiones, el desarrollo de los estados y
municipios, generando equilibrios y propiciando mejores condiciones de vida
para los ciudadanos.
Federalismo,
por lo tanto, es un principio para impulsar el desarrollo en una versión más
acabada e integral que aquello que deviene del impulso desde un solo ámbito gubernamental.
La agenda
nacional en los últimos años ha consignado diversos esfuerzos para concretar el
federalismo mexicano. Desde 1982, cuando en el gobierno de Miguel de la Madrid
Hurtado se presentaron las primeras reformas al 115 constitucional buscando el
“fortalecimiento municipal”, hasta las últimas reformas en donde se profundizó
el cambio para hacer realidad el denominado “nuevo federalismo”.
Por otra
parte, con la instalación del Sistema Nacional de Planeación Democrática se
hizo obligatorio el compromiso de los gobiernos de confeccionar un Plan de
Desarrollo (uno en cada ámbito de gobierno y por el periodo correspondiente de
gobierno), en el que entre otras cosas, de manera reiterada, se han trazado
como objetivos el impulso al federalismo nacional, a la vida democrática, a la
participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y al desarrollo
equilibrado de las regiones.
Ahondar en
este tema hoy que se apela a una transición democrática, republicana y
federalista, implica la incorporación de nuevas concepciones de hacer gobierno
asociadas a esta definición constitucional; así, junto con esta tradición por
la que necesariamente tenemos que pasar, se piensa que el nuevo gobierno debe
ser responsable, eficiente y eficaz, orientado a satisfacer al ciudadano y
comprometido con resultados de orden público.
En este
esfuerzo, también, se revisan los procesos y tecnologías planteadas en el
pasado reciente como alternativa de gobierno y que, por diversos motivos, no
han tenido una aplicación efectiva en la práctica gubernamental.
En este
sentido, se apelaría a la verificación del Sistema Nacional de Planeación
Democrática como tal. Un sistema que involucra no sólo la constitución de un
Plan de gobierno, sino su concatenamiento con programas, proyectos y acciones
que desde el gobierno, y con la participación activa de la sociedad, plantean
una perspectiva del desarrollo del país, la entidad o el municipio al que se
haga referencia.
Planteado como
un Sistema de Planeación, éste no se limita a la definición del plan.
Representa un proyecto de vida para el futuro de mediano plazo de un
conglomerado social. A través del sistema se definen los objetivos y metas que
la sociedad se propone consumar en un plazo de 6 o de tres años, según sea el
caso, y la estrategia por medio de la cual llegará a cumplir tales propósitos;
el interés público que debe ser el modus vivendi del gobierno se resume en los
diversos instrumentos de la planeación para el desarrollo.
El
Sistema Nacional de Planeación Democrática, mecanismo para la racionalidad y
publicidad de la acción de gobierno, representa, además, la posibilidad de
coordinar los programas impulsados en los tres ámbitos de gobierno, igual que
se propicia la participación ciudadana en las tareas de orden público. Al
respecto, Cristina Teresa Penso D’Albenzio ha señalado que: “En esta línea de un
sistema de planeación democrático, la planeación del desarrollo municipal
resulta importante para prever necesidades y programar actividades que se
desarrollarán en el futuro y, fundamentalmente, para lograr un mejor
aprovechamiento de los recursos. Se pone de relieve que este proceso coadyuva y
permite aplicar los recursos financieros que los gobiernos federal y estatales
transfieren para el desarrollo de proyectos productivos y de beneficio social.”
(“Participación social en el ámbito local”, Revista Gestión y Estrategia.
Departamento de Administración. Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 15,
Enero-Junio de 1999. México).
Hechas estas
reflexiones, se pueden resumir las siguientes ideas y agregar propuestas para
el fortalecimiento del Federalismo en nuestro país:
- El
Federalismo constituye una forma de vida que los mexicanos nos hemos
definido y que define una forma determinada de gobierno y un conjunto de
relaciones entre los elementos constitutivos de dicho sistema federal.
- Un
mecanismo relevante para impulsar el federalismo lo constituye el Sistema
Nacional de Planeación Democrática.
- Es
necesario activar las instancias que dicho sistema propone para llevar a
cabo las relaciones intergubernamentales en programas de interés común.
- Hacer
efectivo el conjunto de vertientes del sistema: obligatoria, de
concertación, de coordinación y de inducción. De esta manera se vuelve
necesario promover las relaciones de coordinación intergubernamental y las
del gobierno con la sociedad.
- Como
propósitos centrales de la planeación estratégica y de los planes de
gobierno deben consignarse el impulso de nuestro sistema de gobierno, el
desarrollo sustentable, el mejoramiento de las condiciones de vida de
todos los ciudadanos, así como una respetuosa relación con otros gobiernos
y países.
- Asociar
al Sistema Nacional de Planeación Democrática con los procesos de
planeación estratégica implica, por principio, definir el sentido de la
planeación y el papel de los organismos gubernamentales (esto, en términos
conceptuales se resumiría en la definición de la Misión y Visión), estos
últimos en un plano de gobernar responsablemente, en forma transparente,
rindiendo cuentas a los mandantes del gobierno y con irrestricto
cumplimiento del Estado de derecho.
- El
desarrollo regional es relevante en la definición de nuestro federalismo.
El desarrollo regional es soporte del desarrollo nacional, viendo a éste
con un sentido de justicia y equilibrio social y económico.
- Los
medios del gobierno para fomentar el desarrollo son tan diversos que
pueden involucrarse aquéllos relativos a la gestión empresarial, cuidando
que el sentido con el que sean utilizados sea siempre el público.
- El
desarrollo debe considerar las dimensiones de crecimiento económico,
mejoramiento de las condiciones de vida, ampliación de los espacios
democráticos y preservación del medio ambiente. Se trabajaría en términos
de un desarrollo sustentable.
- El
federalismo como forma de gobierno plantea que la administración de los
asuntos públicos puedan ser atendidos en niveles de la mayor agregación,
como es el ámbito nacional, así como en ámbitos donde los gobiernos
contactan con los destinatarios de sus servicios. El Gobierno se convierte
así en elemento activo de impulso del desarrollo social.
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