Como parte del programa de los
Festejos por el 78 Aniversario de la Universidad de Sonora, se presentó el
libro Escultura sonorense. Aportaciones de la
Licenciatura en Artes Plástica de la Universidad de Sonora, volumen 6 de la Colección la Mirada del Búho de esa
Universidad. A continuación, se presentan las palabras del autor de la obra y
los comentarios hechos por el profesor José Jesús Manuel Vargas.
Escultura
sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plástica de la Universidad
de Sonora
Por Arturo Ordaz Alvarez
Quiero expresar mi agradecimiento a
los organizadores del evento de presentación de esta obra y aprovechar el
momento para expresar el reconocimiento a la labor editorial de la Universidad,
en particular al Dr. Rodolfo Basurto Alvarez, Director de Vinculación y Difusión,
al Comité editorial de la Colección la Mirada del Búho, el Mtro. Alejandro
Aguirre Hernández, Coordinador de Vinculación, quien pautó los esfuerzos
editoriales en la primera etapa del desarrollo de la obra, así como a la Mtra.
Marianna Lyubarets, Coordinadora de Fomento Editorial, quien fue la responsable
de coordinar el trabajo editorial en la etapa final de la publicación de la
obra.
Por supuesto, este reconocimiento quiero hacerlo al personal que hizo posible la concreción de la obra; por su profesional y comprometida labor en la parte operativa. Así, me es grato recordar y agradecer el trabajo de corrección de estilo de la profesora Norma Beatriz Salguero Castro, sumando al reconocimiento por su profesionalismo, su paciencia y capacidad de orientación para que pudiera comprender la relevancia de sus recomendaciones para mejorar la presentación de la obra. De igual manera, manifiesto mi agradecimiento por su trabajo en la corrección de galeras a Sheila Abelí Corrales Martínez y a María Guadalupe Meneses Tarazón por su excelente trabajo en el diseño de interiores. Asimismo, mi gratitud al personal del área de Diseño quienes colaboraron en la definición de la portada.
Antes de hablar del libro, quiero reconocer los magníficos comentarios realizados por quienes me antecedieron en el uso de la palabra. A mis profesores de la Licenciatura en Artes Plásticas, les agradezco la fineza de sus palabras. Muchas gracias maestra Marcela, muchas gracias maestro José Jesús Manuel por estar presentes en este evento.
El libro Escultura sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plástica de la Universidad de Sonora constituye el volumen número 6 de la Colección la Mirada del Búho. Esta colección es un interesante proyecto editorial de la Universidad de Sonora mediante el cual podemos conocer más de cerca la fructífera labor académica que nuestra alma mater viene realizando a favor de nuestro estado y nuestro país por ya 78 años.
El Objetivo General del libro que hoy se comenta se propuso en los siguientes términos: la obra plantea estudiar el camino seguido por la enseñanza de la escultura en las aulas y talleres de la Universidad de Sonora.
Se planteó realizar un análisis de carácter curricular en relación a los contenidos y prácticas de docencia instrumentadas en la formación de escultores; con ello se pretendió la identificación y análisis de indicadores de la eficiencia del plan de estudios, así como del desempeño profesional de los egresados.
Así también, por otra parte, el interés de la investigación en la que se sustenta esta obra planteó estudiar la orientación formativa del programa, así como de las perspectivas artísticas y estéticas prevalecientes en el proceso de enseñanza-aprendizaje y las inclinaciones cultivadas por los escultores egresados del programa.
Esto desde la perspectiva del trabajo investigativo.
Desde un lado más personal, el propósito de este trabajo fue expresar mi agradecimiento a este espacio de formación de nuestra Universidad con el cual he estado en contacto desde la muy temprana edad de los 18 años, cuando ingresé a los talleres de la entonces Academia de Artes Plásticas de la Universidad, y en donde, de manera paralela a mis estudios profesionales en el campo de la Economía, pude iniciar una formación integral como la que nos ofrece la Universidad de Sonora.
De igual manera, este esfuerzo se planteó como objetivo el reconocer los esfuerzos que desde el año 1950 se han venido realizando en el ámbito de las artes plásticas por una prestigiada planta docente. Claro, en este interés, también está el de reconocer a los profesores que han dado lustre a nuestra universidad en otros ámbitos del arte, como en la danza, la música, el teatro.
La estrategia del trabajo investigativo se visualizó a partir de los componentes que intervienen en la labor educativa: el estudiante, el profesorado y el plan de estudios.
De hecho, la estructura del contenido del libro quedó definida en cuatro capítulos. Primero, la atención se centró en El estudio de las Artes Plásticas, donde se reflexiona, grosso modo, acerca del Arte y la educación artística, y sobre esfuerzos realizados en nuestro país en materia de impulsar el estudio de las Artes Plásticas.
A partir de esta contextualización, se propuso el segundo capítulo acera de La Universidad de Sonora y el estudio de las Artes Plásticas. El interés de esta parte del libo se centra, primero, en el análisis de los compromisos fundamentales de la Universidad y una aproximación a la definición del Proceso Enseñanza-Aprendizaje. Con base en ello, en un segundo momento, se revisa el origen y desarrollo de la Academia de Artes Plásticas y los primeros proyectos académicos engendrados en este espacio educativo; el capítulo concluye con la reflexión sobre las dos propuestas curriculares que han dictado el rumbo de la formación profesional en Artes Plásticas en la Universidad de Sonora. Hay que recordar que el proyecto de la Licenciatura en Artes en nuestra Universidad fue aprobado por los órganos colegiados de la misma en 1997.
Para analizar a la planta docente, se decidió que en el tercer capítulo denominado Propuestas estéticas de los profesores de Escultura, se pudiera hacer un recorrido, si bien sucinto, por los académicos a cargo de la enseñanza de la escultura desde el inicio de la Academia y, posteriormente de quienes enseñan en el nivel profesional. Esto dibujó un hilo generacional de profesores, desde los fundadores Francisco Castillo Blanco y José Balderrama Luque, quienes dejaron huella sensible en las primeras generaciones en la Academia; los profesores que sentaron bases de madurez y producción artística en la escultura, los profesores Mario Enrique Rodríguez Zazueta y Ciro Sotelo Cruz; luego el profesor Alfredo Velarde González, promotor incansable de la profesionalización universitaria de la enseñanza de la escultura; hasta el maestro Hugo Darío Ruiz Rosas, cabeza de la nueva generación de profesores egresados del mismo programa de Licenciatura de nuestra Universidad.
Con el fin de presentar una muestra de la obra escultórica de estos docentes, se decidió acudir a la obra que los profesores nos ofrecen en diferentes recintos universitarios y en los espacios del campus universitario.
El cuarto y último capítulo se dedica a Los estudiantes de la Licenciatura de Artes Plásticas. Las fuentes de información de este capítulo se centraron en el levantamiento de una encuesta, con base en una muestra, de estudiantes egresados de la especialidad de escultura. Se aprovechó, también la revisión documental de los diversos estudios realizados por la Dirección de Planeación de la Universidad. En este punto, se analizan los antecedentes vocacionales de esta población estudiantil, su opinión acerca de la formación del profesional de las Artes Plásticas que brinda la universidad, acerca del plan de estudios, las condiciones en las que se lleva a cabo su formación y, por supuesto, sobre el desempeño de sus profesores; también se hace un estudio de diversos indicadores de la eficiencia terminal del programa educativo y sobre la opinión de empleadores y la incrustación de los egresados en el mercado laboral.
Esto es lo que presento en este trabajo. Espero que los lectores puedan encontrar en él referencias del trabajo que hacemos en la Universidad de Sonora. Que tengan también, una visión complementaria acerca de la labor cultural y artística que surgen de las aulas y talleres universitarios.
Para concluir, como lo hago en las primeras páginas del libro, quiero manifestar mi agradecimiento por su apoyo y amistad a los profesores a Alfredo Velarde González, Rosa Angélica Santana Corrales y Ana Marcela García Figueroa. Un agradecimiento que en su persona resume el que expreso a las diferentes generaciones de profesores de las diferentes academias, danza, música, teatro, artes plásticas, quienes han dado prestigio y enriquecido la presencia de la universidad en nuestra entidad, en el país y más allá de nuestras fronteras.
Escultura
sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad
de Sonora
Apuntes para comentar el libro
Por José de Jesús Manuel Vargas
Escobedo
Escultura sonorense. Aportaciones de la Licenciatura en Artes
Plásticas de la Universidad de Sonora es el título que la colección La Mirada del Búho ha publicado y que, su autor, Arturo Ordaz
Álvarez, con gran gentileza me invitó a comentar.
Yo no soy experto en artes plásticas, mi formación es en las artes
escénicas y en las humanidades. He sido docente en la Licenciatura en Artes
plásticas cuando Arturo cursó la licenciatura; imparto materias cuyo contenido
se relaciona más con la reflexión sobre el quehacer artístico desde dimensiones
antropológicas, sociológicas y filosóficas; y con el vínculo posible del
artista plástico con el teatro y la danza, por ello, creo que lo pertinente
para justificar mi participación en el comentario de este libro debe darse
desde ese emplazamiento.
Transitar por setenta años de historia, de cualquier espacio
social, es tarea titánica y es lo que ha logrado Arturo, llevando al lector por
una travesía que va desde la fundación de la Academia de Artes Plásticas, la
aprobación, en 1997, de la oferta educativa a nivel licenciatura y su
consolidación hasta nuestros días.
No es sólo la dimensión histórica, que por sí misma tendría gran
valor, como memoria, la que define el texto. De manera preponderante
encontramos una visión pedagógica que discurre sobre la estructura y contenidos
curriculares de la carrera, pero va más allá al involucrar estudios de
seguimiento y valoración del impacto que nuestros egresados han tenido en
la vida cultural del Estado de Sonora.
En el libro se hace, también, un merecido reconocimiento a los
pilares de la escultura sonorense, nos da a conocer a quienes gestaron los
primeros proyectos académicos, a quienes produciendo obra artística y
ejerciendo la docencia, tomaron las riendas de la formación de las nuevas
generaciones como:
Francisco Castillo Blanco, Higinio Blat, José Balderrama Luque,
Enrique Rodríguez Zazueta, Ciro Sotelo, Vincent P. Rascón, Alfredo Velarde
González y, el actual coordinador del programa, Hugo Darío Ruiz Rosas.
Se infiere del recorrido y los datos ofrecidos por Ordaz que la
Universidad de Sonora aporta, a través de la Licenciatura en Artes Plásticas y,
particularmente, en el área de especialización en escultura, un espacio donde
los artistas en formación ensayan la sugerencia de Pablo Picasso: “Aprende
las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista.”
Se infiere, también, que el aporte de la sociedad en recursos
económicos para la formación de escultores, en nuestra institución, está
plenamente justificado y que, inclusive, debiera incrementarse.
Destaco la visión humanista del autor. Más allá de las
consideraciones de orden técnico y metodológico Escultura sonorense.
Aportaciones de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora es,
además de memoria y reflexión, construcción de la identidad.
Las implicaciones de los datos presentados me llevan a afirmar que
somos Búhos en el sentido exacto de las prácticas totémicas, somos una
comunidad que ya no se concibe sin el atributo de la promoción de las artes, la
formación profesional de artistas y docentes, la generación de obras y
prácticas culturales que desbordan el campus. Además de la vocación de servir a
la comunidad con perspectiva social. Ésta es la impronta identitaria construida
durante los setenta años relatados.
La Universidad de Sonora, en un sentido laico, se ha convertido en
el corazón espiritual de la vida sonorense. Todo evento artístico relevante, en
la vida cultural del Estado, tiene la participación de egresados en cualquiera
de las especialidades de nuestro Departamento de Bellas Artes. La escultura,
como se demuestra en la investigación de Ordaz, es un botón de muestra.
Concluyo mi participación con las palabras del autor, palabras con
las que cierra el libro y responde a la pregunta derivada del título:
Para la Universidad de Sonora, significa un programa académico con
índices importantes de eficiencia terminal, pero lo más importante es que por
décadas su comunidad universitaria ha sido un importante puntal generador del
prestigio que ha acumulado.
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