Haciendo un recuento de las aportaciones sobre la Economía
del Desarrollo, de acuerdo con Zapata Callejas y Chávez Pinzón (2018), se
pueden identificar dos primeras generaciones de economistas cuyos trabajos se
inspiran de manera determinante en las ideas ortodoxas de la teoría económica,
y que van, la primera, desde el origen de los trabajos sobre el desarrollo en
la década de 1950 hasta mediados de los setenta, y la segunda desde mediados de
la década de 1970 hasta nuestros días. Los estudios desde una perspectiva
heterodoxa empezaron a conocerse en este segundo período, incrementando su
presencia a finales de siglo. Resumiendo, los autores proponen que en:
«…
algunos postulados de la primera generación de economistas del desarrollo,
estos buscaron realizar modelos estratégicos de desarrollo económico con el
fin de mejorar las dinámicas estructurales de los países menos desarrollados;
asimismo, fomentaron metodologías como la de la planeación o la programación
del desarrollo en tales escenarios. Por lo mismo, en esta generación no se
proponía necesariamente un Estado mínimo, sino que éste, al igual que otros
elementos como la industrialización y el comercio internacional, tenían cierta
relevancia para mejorar las dinámicas del mercado, el ingreso de los
ciudadanos y, en general, buscar la mejora de las condiciones de vida de las
personas tercermundistas.» (Zapata Callejas y Chávez Pinzón,
2018: 168)
La idea del
Estado mínimo vino a argumentarse durante la crisis mundial que estalló a
mediados de la década de los setenta, momento en que se evidencia el desgaste
del modelo de desarrollo Keynesiano y del Estado del Bienestar sustentado en
una fuerte y amplia intervención estatal en la economía. El escenario económico
se presenta entonces caracterizado por la combinación de inflación con
desempleo, además del estancamiento de las economías y la agudización de las
tensiones económicas internacionales debidas al alza incontrolable del precio
de los energéticos y el mal manejo de la deuda externa de los Estados
nacionales. Para atender esta compleja situación y dar salida a la crisis, se
asumieron las prescripciones de la Escuela de Chicago, haciendo eco a las
medidas implementadas a principios de los ochenta por el gobierno de Margaret
Thatcher en Gran Bretaña y en Estados Unidos con la administración Reagan. Así:
«Con
el resurgimiento de los principios del laissez
faire se cuestionó fuertemente el tamaño y las funciones del Estado,
recuperando para el Mercado su rol principal en la asignación de recursos. Este
Proyecto Neoliberal se tradujo en
amplios y drásticos procesos de privatización de empresas y servicios
gubernamentales, en la descentralización de organismos y procesos
administrativos y operativos del Estado, la simplificación y desregulación de
mecanismos para facilitar la inversión y hacer más competitivos a los capitales
y mercados, y una progresiva integración a la economía internacional mediante
la configuración de bloques económicos regionales y el aprovechamiento de los
avances científicos y tecnológicos en un contexto de globalización cada vez más
complejo y cambiante.» (Ordaz Alvarez, 2016: 1185)
Monumento a la Bandera. Chetumal, Quintana Roo. AOA
Referencias
En el plano de
la Economía del Desarrollo, los postulados neoliberales se opusieron a muchas
de las ideas del estructuralismo ortodoxo. En su diagnóstico consideraron que «…el
lento progreso de los países en desarrollo ha sido generado principalmente por
la excesiva intervención económica de sus propios gobiernos. [Asumieron que]
Los costos de esta intervención han sido típicamente mucho mayores que sus
beneficios en términos de la producción y la distribución.» (Colclough,
1994: 19) De allí que el centro de su atención fue recuperar soluciones
liberales para la operación del mercado, en los términos propuestos
originalmente por Smith, y, por otro lado, limitar la participación del Estado
en la economía. Se defendió el supuesto de que la eficiente acción de las
fuerzas del mercado en el corto plazo tendría consecuencias para el crecimiento
económico en el mediano y largo plazo.
Durante la década de los
ochenta se instrumentaron y aplicaron las prescripciones de la propuesta
reformista, la cual planteó como estrategias principales la implementación de
procesos de privatización en el sector paraestatal de la administración
pública, la descentralización administrativa, la desregulación para mejorar las
instituciones normativas y propiciar la competitividad en el contexto
internacional, así también, se fomentó el saneamiento de las finanzas públicas,
buscando que la labor gubernamental se diera en términos de un realismo
económico centrado en la competencia mercantil, el ajuste macroeconómico y la
reducción de la deuda pública.
Palacio de Gobierno del Estado de Quintana Roo. AOA
A fines de esa década, en
1989, promovido por el Banco Mundial y el gobierno de Estados Unidos se
institucionaliza el Consenso de Washington, con el propósito de impulsar el
programa de reformas neoliberales y orientar a los gobiernos de la región en
materia de desarrollo económico. Este programa macroeconómico se estructuró en
diez puntos centrales (Casilda, 2005: 5-7):
·
Disciplina presupuestaria, para resolver los
problemas de déficit presupuestario y deuda externa, así como un requisito para
recibir préstamos por el Fondo Monetario y el Banco Mundial.
·
Reorientar el gasto público, mediante la
eliminación de subsidios y canalizándolo a las áreas sociales de sanidad,
educación e infraestructura.
·
Impulsar una reforma
fiscal, centrada en la instauración de una base impositiva íntegra y
amplia, teniendo como referente principal la recaudación del impuesto a la
renta.
·
Someter el tipo de
interés a las condiciones del mercado, buscando que fuesen moderadamente
positivos para evitar la evasión de capital, promover el ahorro interno y
fomentar la inversión.
·
Se propuso que el
tipo de cambio fuese determinado por el mercado, constituyéndose como un
tipo de cambio real y competitivo.
·
Con relación al sector exterior, se planteó la Liberalización
comercial, buscando fortalecer el mercado internacional
globalizado.
·
Promover una política de apertura para la
inversión extranjera directa, buscando liberalizar los flujos financieros y
la movilidad de tecnología y experiencias entre países.
·
Consecuente con las medidas de austeridad y reforma
de los años previos, se propuso impulsar una política de privatizaciones,
teniendo como argumento respaldar el saneamiento de las finanzas públicas.
·
Promover una política desreguladora con el
propósito de fomentar la competencia en la región; y
·
Establecer y garantizar los derechos de
propiedad, fundamentales en la lógica del sistema capitalista.
En el ámbito de la administración pública diversos teóricos consideraron pertinente revisar los fundamentos y operación de la acción del gobierno. Resultado de ello, desde la década de los noventa, y en adelante, se dio impulso a un segundo momento de reformas neoliberales, ahora bajo la idea de una nueva administración o gestión pública, con la que se impulsó la aplicación de estrategias de negocios privados, prestando atención en los aspectos culturales y comportamentales de los servidores públicos mediante pautas de la filosofía empresarial. Con el mejoramiento gerencial del gobierno se consideró mejorar los resultados de su gestión frente a la sociedad.
Sin embargo, en la práctica, estas medidas arrojaron resultados muy pobres. Según Stiglitz, el Consenso de Washington se centró en asuntos económicos y no puso atención a temas tan relevantes como la pobreza. Para este autor, resulta «…necesario sustituir ese enfoque restringido que se preocupa únicamente de combatir la inflación, por un criterio más amplio que apunte a fomentar el crecimiento y generar empleos…» (Stiglitz, 2003: 33) y agrega la necesidad de atender la equidad y la lucha contra la pobreza con programas educativos y de salud, combatir el uso de estupefacientes, consumir una dieta balanceada, llevar a cabo reformas sociales y en particular rurales para reorientar la economía de estos sectores, entre otras acciones.
Raíces. AOA
Referencias
Casilda,
Ramón. 2005. América Latina: Del Consenso de
Washington a la Agenda del Desarrollo de Barcelona. Documento de Trabajo (DT) 10/2005. Madrid: Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos.
Colclough, Christopher 1994.
“Estructuralismo y Neoliberalismo: Una Introducción”. En Christopher Colclough
y James Manor (Compiladores). ¿Estados o
mercados? El neoliberalismo y el debate sobre las políticas del desarrollo.
Sección Economía Contemporánea. Pp. 11-44. México: Fondo de Cultura Económica.
Ordaz Alvarez, Arturo. 2016. “El
estudio de la Administración Pública en el umbral del siglo XXI”. En Rubén
Ibarra Reyes, Eramis Bueno Sánchez, Rubén Ibarra Escobedo y José Luis Hernández
Suárez (Coordinadores). Trascender el
neoliberalismo y salvar a la humanidad. Pp. 1181-1193. México: Signo Imagen
y Universidad Autónoma de Zacatecas Francisco García Salinas.
Stiglitz,
Joseph E. 2003. “El rumbo de las reformas. Hacia una nueva agenda para América
Latina”. Revista de la CEPAL, Agosto,
2003. Pp. 7-40. Santiago de Chile:
Naciones Unidas.
Zapata Callejas, John Sebastián y Manuel Camilo Chávez
Pinzón. 2018. “Las corrientes ortodoxa y heterodoxa del desarrollo: algunas
nociones conceptuales”. En Revista Ópera, No. 22, Enero-Junio 2018.
Pp. 163-183. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
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